Por F.José Cansino Díaz
Estamos en la antesala de lo que se conoce como Natividad de Jesús. Esta noche los cristianos celebran su Nochebuena.
Para muchas personas estas fechas no tienen un signo especial, bien porque son seguidores de otras religiones, o bien, porque sencillamente no practican ninguna.
El 25 de Diciembre, fecha determinada en el calendario cristiano como la del nacimiento de Jesús, supone un hito de cambio en la Historia de la Humanidad. El surgir de dicha religión provocará históricamente cambios cruciales en el devenir de la Historia del Ser Humano.
Cambios como la sustitución en Occidente de los Antiguos Dioses, Dioses del Olimpo y de la Naturaleza, por un nuevo y único Dios. Será el Antiguo Imperio Romano su mayor impulsor, aun con la paradoja de que fue éste quien inicialmente persiguió y condenó a muerte a los cristianos por sus creencias.
Cambios como la diferenciación en una nueva corriente con respecto a la religión del Antiguo Testamento, el de Abraham y Moisés, religión soportada por la Torá, Libro de la Ley de los judios, que se corresponde con el Pentateuco recogido en la Biblia. La religión judia, sin embargo, no contempla a Jesús como figura clave.
Cambios como la divergencia surgida, hasta llegar al enfrentamiento violento, con las personas seguidoras del Islam, con varias ‘Cruzadas’ por medio, aún habiendo potentes vínculos como la referencia compartida al profeta Abraham, conexión común con el cristianismo y el judaismo.
Todas estas religiones coinciden en la existencia de un único Dios, sea Yavhé, Alá o el Dios cristiano que además se sustenta en la peculiaridad de la manifestación como la Santisima Trinidad.
Ante los vínculos y las diferencias, una pregunta, ¿no será que la diferencia en la religión siempre se ha tomado como excusa para el enfrentamiento por las luchas de Poder?
Pero volviendo al 25 de Diciembre, al nacimiento de ese niño que habría de traer mensajes claves, como ‘todos somos iguales’, o ‘amaros los unos a los otros’, o ‘poned la otra mejilla cuando os golpeen la primera’… ¿Dónde han acabado esos mensajes?
Las celebraciones en Belén en este año se han cancelado por la Guerra de Gaza, si es que se puede hablar de Guerra. En 75 días, han muerto por la ofensiva sionista más de 20.000 palestinos, más de 7.700 niñas y niños asesinados. Pese a las reacciones de algunas naciones, la Comunidad Internacional no ha sido capaz de parar este genocidio. Entre esa Comunidad Internacional, los representantes del Mundo Occidental, buena parte de los cuales dicen ‘seguir’ el mensaje de Jesús, a través del cristianismo.
Por otro lado, desde 2014, han muerto ahogados en el Mar Mediterráneo unos 640 niños y niñas. Son 27.845 las desaparecidas y desaparecidos en las aguas que separan dos ‘mundos’ desde ese mismo año.
¿Dónde queda la realidad de que todos podamos ser iguales? ¿qué hace el Mundo Occidental para acabar con esto? ¿dónde quedan esos mensajes de Jesús?
La fuerza de Jesús no radica en el poder, no radica en la violencia, no radica en la riqueza y el dinero,…, radica en la humildad, en la igualdad y en el amor.
La Santa Sede tiene actualmente un patrimonio de 883 millones de euros, con más de 5.000 propiedades. ¿De verdad hemos recorrido correctamente la senda que Jesús nos indicó?
Hace unos días salía la noticia de que la Iglesia podrá bendecir los matrimonios de personas del mismo sexo, los matrimonios civiles y las parejas de hecho. Un pasito adelante para alcanzar esa igualdad que defendía Jesús y que la Iglesia hace tiempo que olvidó.
En Andalucía, la Nochebuena se ha consolidado como un día de reunión familiar. Aún con permiso del relativamente reciente instaurado Papá Noel y sus regalos, la Nochebuena sigue siendo una noche de cena en familia, donde se aprovechan las fiestas para mantener vivos esos lazos que nos unen a padres, madres, hermanas, hermanos, hijas e hijos, etc, dentro de la tradición marcada. Si bien, cada casa es un ‘mundo’ y la diversidad de casos pasa hasta por quien se ve obligado a obviar las fiestas para atender a sus obligaciones laborales.
Quizás en esta noche deberíamos dedicar un momento a pensar en lo que tenemos, en lo que otros no tienen, y en la necesidad de trabajar para conseguir que algún día, todas y todos podamos disfrutar de este tipo de celebraciones, independientemente del tinte religioso, pero sí desde un Estado del Bienestar que pase por unas condiciones de vida aceptables.
En nuestra Andalucía, la desigualdad llega a una de cada tres personas. De cada tres andaluzas o andaluces, una se encuentra en situación de desigualdad. Así de duras son las cifras. De manera que no es necesario marchar a tierras lejanas para darnos de bruces con la cruda realidad.
¿Debemos conformarnos con esas desigualdades? Quizás, sólo quizás, un día como hoy se presta aún más a reflexionar sobre ello, y en lugar del ‘que le vamos a hacer’ o el conocido ‘qué podemos hacer nosotr@s’, replantearnos el ‘qué podemos hacer para cambiar esta realidad’.
Porque basándonos en la vida de Jesús, a veces, la acción de una persona puede cambiar el Mundo, aportando un granito de arena, aunque no seamos ‘Dioses’.
Desde Avenate Andalú deseamos un Mundo mejor, empezando por esta misma noche.