Tartesos, la Primera Civilización Occidental.

La antigua civilización tartésica siempre ha estado envuelta en un halo de misterio y leyenda, aunque, siendo sinceros, probablemente también la falta de inversión en su investigación hasta hace relativamente poco haya tenido algo que ver.

El alcance de los hallazgos no se puede cubrir en un solo artículo, como también ocurre con la Cultura de los Millares, de manera que en Avenate Andalú nos proponemos elaborar distintos artículos al respecto de ambas, pues conocer las raíces de nuestro Pueblo nos parece apasionante.

Tesoro del Carambolo, hallado en la localidad de Camas (Sevilla)

En el periplo del estudio sobre Tartesos (antes Tartessos) también surgió la polémica, pues aparecen dos corrientes ideológicas.

La primera de ellas consideraba a Tartesos como consecuencia de un conjunto de asentamientos fenicios que influenciaron sobre la población autóctona presente en la zona. Por otro lado, la segunda corriente no se resignaba a esa influencia determinante fenicia y ha venido defendiendo la teoría de que Tartesos encerraba mucho más, provocando la atracción y llegada de otros pueblos (como fenicios o griegos), atraídos por el esplendor de una cultura ya consolidada como la tartésica.

Pese a que aún hoy se desconocen muchos aspectos, el descubrimiento de los muy distintos yacimientos (algunos todavía sin investigar, como el de Asta Regia en Jerez), ligados a la creación de equipos cualificados de trabajo y lógicamente, la movilización y la canalización de recursos económicos para todas estas excavaciones han aportado luz sobre la civilización tartésica.

Pero vayamos por partes. Para conocer la cultura de Tartesos debemos conocer cómo era la morfología del territorio que la acogió.

Hace 3.000 años, el mar penetraba hacia el interior, cubriendo una gran parte de las provincias de Huelva y Sevilla, adentrándose 120 kms desde lo que hoy son las costas onubenses y gaditanas, y el río Guadalquivir desembocaba más al norte, en el litoral de esa gran entrada de mar.

Fotografía de la web: elsitio.eu

Esa entrada de mar se configuró en un gran golfo, conocido como Golfo Tartésico, que se extendía entre El Rocío (Huelva) y Las Cabezas de San Juan (Sevilla) (anchura de 50 kms) y avanzaba hacia el interior 60kms, y en una entrada de menor anchura que cubriendo la actual Sevilla ciudad llegaba hasta Alcalá del Río y Brenes, ambos municipios en la provincia de Sevilla.

Fotografía del diario ‘La Voz del Sur’.

El depósito de los sedimentos que arrastraba el propio Guadalquivir provocaron en el Estrecho de Caura (ubicado entre Coria del Río y Dos Hermanas) que se conformara en la parte norte de esa entrada de mar, el llamado Lago Ligustino (Lacus Ligustinus en latín) o Ligur, comprendido entre las elevaciones de El Aljarafe y de Los Alcores.

Por eso cobra sentido, por ejemplo, la ubicación del Tesoro del Carambolo, en pleno Aljarafe sevillano, concretamente en el municipio de Camas, a pies de la entrada de mar, donde suponemos que atracaban los barcos tartésicos para venerar a su diosas y dioses antes de empreder sus rutas comerciales y a los que llegarían también los de otras civilizaciones visitantes atraidas por ese mismo comercio.

Una vez aclarado este punto, habría que ver la zona de influencia de la cultura tartésica, que se extendió fundamentalmente por  la zona recogida en el siguiente mapa:

Imagen de la página de Facebook: ‘Estrella Tartésica’.

El siguiente paso sería ver si a día de hoy se puede dar más veracidad a alguna de las dos corrientes de estudio antes mencionadas.

Lógicamente conforme se avanzan los estudios a pie de los yacimientos, los posicionamientos cambian y ciertas teorías caen por su propio peso. Hoy en día, los yacimientos de la Necropolis de la Joya (Huelva), el Cabezo Juré (Huelva), Cerro de San Juan (Sevilla), El Carambolo (Camas-Sevilla), Cerro Salomón (Huelva), Carmona (Sevilla), Ruinas y necrópolis de Carissa Aurelia (Cádiz), La Mata de Campanario (Badajoz), Cerro Macareno (Sevilla), Tejada la Vieja (Escacena-Huelva), Mesas de Asta (Cádiz), El Cerro Salomón (Minas de Riotinto), Puebla del Río (Sevilla), Osuna (Sevilla), Cerro de las Cabezas (Córdoba), Cortijo de Ébora (Cádiz), Castillo de Lora del Río (Sevilla) y el Puerto Tartésico en Huelva capital (algunos en estudio, pero muchos sin inversión para ello todavía) suponen una gran oportunidad para profundizar en el conocimiento de Tartesos.

Cabezo de la Joya (Huelva)

En el Cabezo Juré, en Alosno(Huelva), encontramos dos importantes estudiosos onubenses de la civilización tartésica: Francisco Nocete, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Huelva y Moisés Rodríguez Bayona, doctor en Prehistoria y Arqueología y miembro del grupo de investigación.

El primero afirma que hace 5.000 años se dio allí “la primera actividad de producción especializada industrial de cobre en la península Ibérica”, mientras que el segundo confirma que:

– “Cabezo Juré es uno de los asentamientos metalúrgicos más antiguos de la península ibérica y, y junto con el de Valencina de la Concepción, en Sevilla, presenta uno de los contextos de producción metalúrgica de toda la prehistoria europea”.

Pues bien, ha sido este yacimiento el que ha marcado un antes y un después en la historia tartésica, porque definitivamente aportó luz sobre la actividad metalúrgica en la zona mucho antes de que llegaran otros pueblos a Tartesos.

-“2000 años antes de que los fenicios estuvieran aquí, en Cabezo Juré ya se explotaban los recursos mineros y se desarrollaba una intensa actividad metalúrgica”-afirma Rodríguez Bayona.

-“Cabezo Juré es un yacimiento minero metalúrgico especializado ubicado en Alosno, mientras que Valencina de la Concepción es un macro yacimiento en el que se documentó ‘un área de nueve hectáreas dedicadas específicamente a la actividad metalúrgica, con contextos especializados y una producción intensiva’. “

Según recoge el Antiguo Testamento, en el siglo X a.C.:

– “…Y como el rey Salomón tenía una flota de naves de Tarsis junto con la flota de Hirán,”- rey de la ciudad de Tiro- “una vez cada tres años llegaban naves de Tarsis cargadas con oro, plata, marfil, monos y pavos…”

Corte del Rey Salomón-Isaak_Asknaziy

Paralelamente, la primera fuente histórica que habla de Tartesos nos llega de la mano de Hecateo, logógrafo (simil de historiador) griego del siglo VI a.C.

La civilización tartésica se convirtió en un referente de su tiempo por sus avances en la explotación y manufactura de los metales (metalurgia), así como sus conocimientos en la navegación.

Pero el conocimiento de la civilización tartésica se encuentra con un enemigo que llega de la mano de la falta de transparencia, la falta de inversiones y recursos y la presencia de intereses contrarios a su investigación, y es ahí donde la Administración Andaluza debería hacer prevalecer la necesidad de salvaguardar la huella de los orígenes de la Civilización Andaluza, una de las primeras de Europa.

Pero lo que hemos vivido en Huelva, donde sólo la movilización de las y los onubenses frenó el hormigonado de los restos del Puerto Tartésico, cuyo alcance, después de más de un año aún no está claro por la falta de información desde las administraciones, o la puesta en peligro del Cabezo de la Joya por las acciones urbanísticas y los intereses ligados a la construcción, o la desidia en la puesta en marcha de los trabajos en Asta Regia, o la falta de inversión de recursos en otros yacimientos como el del Carambolo, Valencia de la Concepción y otros muchos, no indica precisamente que se esté avanzando en este sentido, sino todo lo contrario.

El gran empuje a la reivindicación de la civilización tartésica vino de la mano del descumbrimiento del Tesoro del Carambolo. Sin duda, sin este hallazgo, y aunque parezca mentira, todo hubiera ido aún más lento y Tartesos sería aún más deconocido. Pero el peso del tesoro encontrado, la calidad exquisita de sus técnicas orfebres ha sido clave.

Templo de El Carambolo- Imagen de la web: vocesdebronceyhierro.es

Los restos de El Carambolo se extienden en una parcela de 30.000m2 que pertenecía al empresario Gabriel Rojas y cuya cesión se inició, de manera gratuita, en marzo de 2022, tras litigios anteriores, con una única condición, que el complejo formase parte del patrimonio cultural andaluz y se pusiera a disposición de los investigadores.

Sin embargo, a fecha de marzo de 2023, el yacimiento sigue enterrado bajo una losa protectora de hormigón y supuestamente la tramitación ‘sigue su curso’ tras un año de la firma de la cesión inicial.

En esta zona está comprobada la presencia humana desde el tercer milenio a.C. y ya se ha reconocido que se trata de uno de los yacimientos más importantes para conocer la protohistoria de la Península Ibérica.

Andalucía muy lentamente se vuelve hacia su Historia, y aún hoy no es consciente de la riqueza cultural, histórica y turística que atesora en su seno. Sin duda, es necesario una concienciación de la clase política que ponga en valor estos restos arqueológicos, movilizando los recursos necesarios para ello.

Porque un Pueblo que no conoce su Historia no puede amarla.

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