Por Joaquín Francisco Castillo Eslava.
Si en 2022 fue un año de desigualdad, 2023 también es el año de la desigualdad; y lo peor de todo es que esta realidad es una repetición año tras año.
Socioeconómicamente, seguimos recuperándonos del COVID. Sin embargo, cada vez más, el cambio climático nos acecha con mayor intensidad; existe un mayor número de conflictos bélicos que fomenta la incertidumbre; la sociedad vive en una disparada polaridad que agrava los conflictos sociales; la soberanía de cualquier tipo (alimentaria, energética, financiera y agrícola, entre otros) se aleja más hacia la utopía; la inflación y los tipos de interés se empeñan en no menguar; el neoliberalismo cada día hace mayor amistad con la extrema derecha; o los derechos civiles se van refugiando en los libros y van abandonando la calle; por nombrar solo algunas, que dificulta, de manera notoria, que Andalucía salga del letargo del 1d3 (ES DECIR, UNO DE CADA TRES ANDALUCES Y ANDALUZAS SON DESIGUALES).
En este sentido, y como no podía ser de otra manera, los más afectados de este desolador panorama son los países relacionados con el hemisferio sur o aquellos con menores recursos socioeconómicos; en nuestro caso, Andalucía. Asimismo, esta hornada de acontecimientos desastrosos para nuestra nación complica aún más el acceso a todo tipo de oportunidades ya sea, por un lado, salud, vivienda o servicio social, o por otro lado, empleo, vivienda o alimentación.
Evidentemente, estos acontecimiento complican, más si cabe, la labor de generar oportunidades a la sociedad andaluza. No obstante, las maneras que las instituciones, tanto internacionales como comunitarias, nacionales, autonómicas y locales, cada vez responden de una manera más inadecuada. Por poner ejemplos, ni los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) con su supuesta mejoría en los tratados de libre comercio (TLC) para favorecer a las naciones con peores recursos; ni las subidas continuas de tipo de interés promulgados por la Unión Europea ( UE); ni el gobierno español con su documento de “España Avanza” pero se olvida de Andalucía; ni el actual ejecutivo andaluz neoliberalizando más la economía con su reducción a tope del impuesto de patrimonio; ni particularmente el actual Ayuntamiento de Cádiz con su cancha libre de Vivienda con fines Turísticos (VFT) satisface a la población ni, mucho menos, está reduciendo la desigualdad. Es más, el 1d3 se sigue retroalimentando.
Ahora que termina el año, y es momento para centrarnos en cómo encarar mejor el futuro de nuestra nación andaluza podríamos diagnosticar nuestra socioeconomía; y a partir de ahí, empezar a proponer unas líneas de actuación que contribuyan a mejorar nuestro 1d3.
Por ello, es imprescindible subrayar unos datos que se muestran este año y así nos sirven para entender al maldito 1d3. De lo contrario, de no ser así “llegar a fin de mes” será algo mitológico para nosotros y nosotras.
Andalucía presenta: 1) según el Ministerio de Sanidad somos la tierra donde los pacientes necesitan esperar más tiempo para recibir atención de un especialista en la sanidad pública; 2) según el informe PISA tenemos los peores datos en ciencias, cálculo y lectura; 3) El parque nacional de Doñana es la primera reserva ecológica expulsada de la lista verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, la mayor organización ambiental del mundo. do; 4), Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) somos la comunidad española con menor esperanza de vida; 5) Según Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social (EAPN-A) el 38,7% de la población andaluza está en riesgo de pobreza y/o exclusión social; es decir, más de tres millones de personas; 6) Según el informe de Indicadores Urbanos del INE lideramos los barrios más pobres de España ( 10 de los 15 más pobres son nuestros); 7) sin voz en el Congreso de los DIputados; 8) poseemos los peores indicadores en competitividad regional según economistas. De ahí, nuestro desempleo estructural…
Las cifras anteriormente mostradas no son solo datos si no es la imagen del que espera cola en el eterno SEPE (antiguo INEM), o en la fila de un banco de alimentos, o el que vive bajo el yugo de la limosna en cualquier escalón cerca o lejos del Guadalquivir; es la imagen del que espera en su casa meses que el SAS lo llame para la operación quirúrgica deseada; es la imagen de que el rico siga siendo más rico y el pobre más pobre debido a la bajada o supresión de impuestos; es la imagen de la sequía de Doñana debido a una gestión por parte de las autoridades competentes lastimosas; es la imagen que un joven no pueda implementar su idea emprendedora debido al mal entorno competitivo y empresarial; es la imagen de las aulas educativas empetados de alumnos y alumnas sin importarle al político de turno si ellos y ellas les atiende educativamente como merecen ya que son el pan del futuro; es la imagen de las grietas y el desabastecimiento de los barrios más humildes que trasciende más allá de sus patios y llega a cada rincón de nuestra Andalucía.
Pues estas imágenes se han convertido en una película sin final que se llama: el 1d3 andaluz. Este film empieza con el simple hecho que por nacer en Andalucía tienes un tercio de posibilidades de ser desigual con todo lo que ello implica. Esto obedece a que nuestros jóvenes, a pesar de saber leer y escribir, ni entienden lo que leen ni escriben con expresión, por tanto, con esa circunstancia como pretendamos que emprendan con calidad.
El largometraje sigue evidenciando que cada vez los servicios básicos se van privatizando; es decir, a los derechos básicos y esenciales se les va poniendo cara de euros. Y lo peor de todo, que los papas y mamas se llevan sus hijos e hijas a los centros concertados creyendo que un tal Dios les devolverá su fidelidad religiosa con buenos trabajos para ellos y ellas. Pero lo que no saben, es que están llevando a sus niños y niñas hacia el relato de que todo se pague y como sigamos así hasta el oxígeno. Algunos y algunas me dirán que exagero pero quién nos iba a decir hace pocas décadas que el agua iba a transformarse en un producto mercantil.
Van pasando capítulos y capítulos y parece ser que este negativo nunca acaba. Desigualdades de todo tipo van fluyendo por nuestra tierra ya que mujeres, gente de otra raza y etnia, jóvenes y mayores, por no hablar de los que viven en el olvidado campo van viendo como sus oportunidades y acceso socioeconómicos van menguando día a día; y lo peor de todo que no tienen a nadie que los defienda.
En este caso, el andalucismo no responde. Va promulgando feminismo, ecologismo, internacionalismo, socialismo, animalismo y, sinceramente y dándole la importancia que tiene tales movimientos sociales, con tantos “ismos” nos estamos perdiendo nosotros mismos. Entiendo que tenemos que ser referentes en el andalucismo ya que los demás injusticias ya tiene a sus propios referentes y ellos y ellas mismas deben de generar su vanguardia. Y, evidentemente, siempre estaremos con ellos y ellas en su lucha porque, también, en gran parte, también es nuestra guerra.
Estamos tan perdidos que ya no sabemos si defender Andalucía como nación o tampoco sabemos definir la soberanía cuando tanto la exclamamos . Mientras estamos en esos debates eternos ocurren dos cosas: uno, la gente con miseria sigue con sus miserias sin agarrarse a nadie que les atienda; y dos, al no tener claros los conceptos no somos atractivos y la gente no nos vota, sobre todo mujeres, jóvenes y gente con pocos recursos.
Por ello, reflexión, y aunque los demás movimientos sociales desde el prisma de la izquierda alternativa son esenciales debemos centrarnos en los que nos une a todos y todas qué es el andalucismo. No podemos permitir ningún segundo más de no sentarnos juntos a los catalanes, navarros, vascos y gallegos a la hora de configurar los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
Para terminar dos cuestiones. Primeramente, el cambio climático nos está azotando tanto que nos vamos quedamos sin agua. De ahí que cuatro miembros de la Plataforma Unidos por el Agua protesten por las 80.000 personas a los que se abastece con agua contaminada en Los Pedroches y Guadiato. Esto no será un caso puntual puesto que de seguir así serán muchos más los municipios andaluces que tengan está problemática. No podemos quedarnos de brazos cruzados ya que mientras unos con sus altos capitales tiran el agua otros no la puedan disponer. Estamos con ustedes hermanos y hermanas de Córdoba.
Y dos, el sistema actual, apoyado por la educación de hoy, nos empuja hacia una individualidad e insolidaridad con otros pueblos que ya naturalizamos que en Gaza les inmole el coco y desmembre los cuerpos a los niños y las niñas a causa del genocidio judío. Si algo siempre tuvo Andalucía es solidaridad con las injusticias de otros lugares. Por ello, sigamos revindicado la lucha del pueblo palestino.
Este artículo ya terminó. Sin embargo ,la película del 1d3 andaluz sigue campando a sus anchas por todas las calles, carreteras, plazoletas, institutos, hospitales, y barrios. Ya no se cuantas temporadas tiene pero desde luego que infinitamente más que en su momento tuvo Arrayán u, hoy, el programa de Juan y Medio.
Cambiar la superproducción del 1d3 andaluz sólo depende de nosotros, andaluzas y andaluces…
X la revolución de los desiguales…