Ha llegado el calor del verano, con toda su fuerza, como suele hacerlo en nuestra Andalucía.
Cuerpos cansados que se refugian en las sombras, cerquita de un ventilador o un aire acondicionado, y que buscan hidratarse por fuera, con piscinas, playas, duchas, y por dentro, con bebidas varias, pero sobre todo agua fresca, de búcaro o de vaso con mucho hielo.
Además, este verano estamos teniendo ración extra de sudor, aunque sea por la tele. Deporte, mucho deporte. Eurocopa, olimpiadas, etc. Eso está bien. El deporte es saludable, tanto practicarlo como observarlo. Aunque ahora con el calor, mejor tomar precauciones si es que optas por la primera opción.
Pero hoy vamos a hablaros de otra forma de evadiros. Una que no es menos sana y que te ayuda a desarrollar otra parte del cuerpo no menos importante que el físico, tu mente.
Y es que teniendo como compañero de viaje a un buen libro, tu mente siempre crece. Porque cuando empiezas a leer y conectas con la historia, el relato, la acción, la trama…te trasladas a otra época, lugar, vivencia, aventura, drama…
Desde la aventura histórica junto a Trajano, sumergidos en el Al Andalus del Califato, o profundizando en las ideas de Blas Infante y el Andalucismo Histórico, a ese amor imposible o maravilloso, pasando por la magia o la ciencia ficción de tantos relatos, o el conocimiento de hechos que sencillamente desconocemos, o perspectivas que nunca antes nos habíamos planteado y lo hacemos de la mano de esa protagonista, o de ese personaje que desde las hojas manuscritas nos invita a participar de su historia, una historia desconocida que se va mostrando poco a poco.
O la belleza de un poema, que puede llegar a encerrar incluso una crítica a una realidad cruel, o sencillamente evocar sentimientos e imágenes llenos de vida.
O quizás la comedia o el drama encerrados en los párrafos de esa obra teatral que puede vivirse de otra manera en la complicidad solitaria de un buen libro.
No, los libros no están para coger polvo en bibliotecas públicas o particulares, tampoco para usarlos de calzo para ordenadores, y mucho menos para quemarlos como ha hecho en infinidad de ocasiones la barbarie humana de demasiados signos políticos o religiosos.
Los libros están para descubrirlos, para vivirlos, para cruzar su portal y trasladarnos a otros mundos, épocas y hechos, sencillamente como si estuviéramos allí.
Porque nuestra mente vuela, con la música acorde que el libro interpreta para ti.
El libro es un instrumento que también te invita a la reflexión y que permite analizar un mismo tema desde distintos puntos de vistas, para que no tengamos una visión plana y monocromática de realidades que nos puedan interesar, ahora que tanto se lleva condicionar a la opinión pública a través de medios comunicativos al servicio de determinados intereses.
Y en esta realidad, Andalucía lee, pero tristemente, lee poco.
Según un estudio publicado por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes en febrero de 2024, en referencia a los hábitos de lectura durante el año 2023, el porcentaje global de quienes leen en su tiempo libre se situó en el 64,1 %, una cifra ligeramente inferior a la registrada en 2022.
Por Autonomías, los datos muestran seis de ellas se hallan por encima de la media española alcanzada el año pasado (64,1 %):
Madrid (73,5 %), Cataluña (68,2 %), Navarra (68,1 %), País Vasco (67,8 %), La Rioja (66,6 %) y Aragón (64,3 %).
Entre la media y el 60 % se encuentran Comunidad Valenciana, Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla y León, y Galicia.
Y por debajo del 60 % están Murcia (59,5 %), Andalucía (59,0 %), Castilla-La Mancha (58,9 %), Canarias (58,3 %) y Extremadura (54,4 %).
Los índices lectores han crecido en todos los territorios respecto a 2012 y aquellos con grandes concentraciones urbanas reflejan mejores índices lectores que otros donde predomina la población rural y envejecida.
El porcentaje de mujeres que lee en su tiempo libre supera al de los hombres en todos los tramos de edad y la mayor distancia se aprecia en el tramo comprendido entre los 25 y 34 años, donde las mujeres lectoras alcanzan un porcentaje del 73,4 % y los varones del 55,9 %. Esta diferencia disminuye en el grupo de más de 65 años a un 5,9 % (mujeres 56,2 % y hombres 50,3 %). En términos totales, el 68,6 % de mujeres lee en su tiempo libre, frente a al 59,3 % de los hombres; si se observa la evolución desde 2021, el porcentaje de mujeres lectoras se ha incrementado en 5,3 puntos y el de hombres en 4,5 puntos porcentuales.
Decía Federico García Lorca en el discurso de inauguración de la biblioteca de su Fuente Vaqueros natal, en septiembre de 1931:
“Yo he visto a muchos hombres de otros campos volver del trabajo a sus hogares, y llenos de cansancio, se han sentado quietos, como estatuas, a esperar otro día y otro y otro, con el mismo ritmo, sin que por su alma cruce un anhelo de saber. Hombres esclavos de la muerte sin haber vislumbrado siquiera las luces y la hermosura a que llega el espíritu humano. Porque en el mundo no hay más que vida y muerte y existen millones de hombres que hablan, viven, miran, comen, pero están muertos. Más muertos que las piedras y más muertos que los verdaderos muertos que duermen su sueño bajo la tierra, porque tienen el alma muerta. Muerta como un molino que no muele, muerta porque no tiene amor, ni un germen de idea, ni una fe, ni un ansia de liberación, imprescindible en todos los hombres para poderse llamar así. Es éste uno de los programas, queridos amigos míos, que más me preocupan en el presente momento.
Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. “Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre”, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita, ¿y dónde están esos libros?”
Desde Avenate Andalú os animamos a leer, a abrir vuestra mente. Descansad en verano, pero encontrar un huequito para reencontraros con la lectura, y haced de ella un hábito, un hábito saludable para vuestra mente.
Fuentes: Fotografía de portada de LeandroDeCarvalho (Pixabay) / Gracias a Pixabay y a todas su autoras y autores / Extracto de discurso de Federico García Lorca y fotografía de Federíco e Isabel extraidos de web ‘Algún día en alguna parte’:
https://algundiaenalgunaparte.com