Los Símbolos de nuestra Historia

Ya sabéis que los símbolos oficiales que representan a Andalucía son nuestra bandera, la Arbonaida, y nuestro Escudo, tal y como queda recogido en nuestro Estatuto de Autonomía, nuestra ley más importante tras la Constitución Española.

La bandera andaluza, la blanca y verde, fue recuperada por Blas Infante, amante de documentarse bien históricamente sobre su amada Andalucía. Se trata de la bandera más antigua de Europa, aunque algunos afirman que es la danesa (1219). Sin embargo, la bandera andaluza data del año 1051. En ese año, el poeta nacido en Guadix, pero que desarrolló la mayor parte de su obra en la Taifa de Almería, Abú I-Asbag IBN ÁRQAM AN-NUMAYRI escribe:

“Una verde bandera

que se ha hecho de la aurora blanca un cinturón,

despliega sobre ti un ala de delicia.

Que ella te asegure la felicidad     

al concederte un espíritu triunfante”

-Abú I-Asbag IBN ÁRQAM AN-NUMAYRI-

Su nombre, “Arbonaida”, procede del árabe andalusí ‘Albulaida’, diminutivo de ‘Balad’ que significa “Mi tierra”, “Mi País”.

El Escudo de Andalucía diseñado por Blas Infante se inspira en el escudo de Cádiz, pero con una diferencia notable. El Escudo de Andalucía no tiene corona. Blas Infante era republicano, pese a sus diferencias con muchos políticos de la propia República, y creó un escudo que representara a las andaluzas y andaluces, a todo un Pueblo, y no a un reino.

Durante la recopilación de documentos para la elaboración de este artículo, hemos encontrado esta maravilla de carta, que ha publicado la Fundación Blas Infante en su web.

En ella, el Padre de la Patria Andaluza responde a Pedro Demófilo Gañán, miembro del Centro Andaluz de Barcelona, ante su petición de izar la bandera andaluza junto a la bandera de España en dicho Centro.

Dicha conversación escrita queda recogida en un artículo llamado “Las Insignias de Andalucía” (publicado en la revista “Andalucía”  nº173 Córdoba, 31-12-1919) y que dice así:


“A D.Blas Infante Pérez;

                Permítame, amigo y paisano ilustre, que llame su atención con la pregunta que le voy a dirigir desde Andalucía, órgano de los clamores del pueblo andaluz y de las colonias andaluzas en Barcelona y otras poblaciones.

                Tenemos constituido en Barcelona un Centro Andaluz, para que se cobijen en él todos los elementos andaluces que residen en la capital de Cataluña.

                No tenemos aún bandera andaluza y desearíamos disponer de ella, además de la española, para que en los días de fiesta ondeara el pabellón de la patria regional con el de la patria española.

                Siendo usted tan valioso propulsor del movimiento regionalista andaluz, solicitamos su opinión al disponernos a izar en el Centro Andaluz de Barcelona la bandera verde y blanca de Andalucía, con el escudo que éste, nuestro periódico ha popularizado, siguiendo los acuerdos de las asambleas regionalistas andaluzas de Antequera, Ronda y Córdoba.

                Cada día es mayor el entusiasmo que anima a los andaluces de este Centro Andaluz, para concederle vitalidad y pujanza, hasta conseguir que tenga personalidad propia en Barcelona. Es admirable la labor de la nueva Junta Directiva, muy acertadamente presidida por el Sr. Muñoz.

                En nombre de los andaluces de Barcelona, le saluda afectuosamente su paisano que le admira.

                                                               Pedro Demófilo Gañán

Barcelona 18-11-19. “


“A Pedro Demófilo Gañán, buen escritor y ardiente patriota, que semanalmente nos viene a dar cuenta de los fervores andalucistas de nuestros compatriotas en Cataluña y cuyos artículos en ‘Andalucía’ he leído hasta ahora con excepcional interés, debo estas líneas, que escribo muy gustoso, en contestación a su pregunta, mediante la cual tuvo la amabilidad de solicitar mi opinión sobre el proyecto de izar, junto a la bandera de España, la bandera de Andalucía en el Centro Andaluz de Barcelona. Urgentísimas ocupaciones que embargaron totalmente mi actividad, me han impedido hasta hoy liberar mi deseo vehemente de contestar con una afirmación rotunda y entusiástica a los sostenedores de ese proyecto.

Pido, pues, perdón al Sr. Demófilo Gañan por la tardanza en responder a la demanda suya, y voy en seguida a cumplir su pretensión.

En la Asamblea Regionalista de Ronda, confimada en sus acuerdos por los actos generales posteriores, se hubo de votar para Andalucía, como bandera nacional, la bandera blanca y verde (tres franjas horizontales de igual medida: blanca la franja central y verdes las dos de los extremos) y, como escudo de nuestra nacionalidad, el escudo de la gloriosa Cádiz, con el Hércules, ante las columnas, sujetando los dos leones; sobre las figuras, la inscripción latina, en orla: “Dominator Hércules Fundator”. A los pies de Hércules esta leyenda que resume la aportación de Hércules andaluz a la superación mundial de las fuerzas de la Vida: “Bética-Andalus”. Este escudo deberá ser orlado por el lema del Centro Andaluz: “Andalucía para sí, para España y la Humanidad”, por haber sido el Centro Andaluz la Institución que ha venido a desenterrar en la Historia los valores espirituales andaluces en lo Pasado; a entroncar el Pretérito andaluz con el Presente y a fijar las normas de su continuidad en lo Porvenir.

Naturalmente, que esas Asambleas o actos nacionalistas, no hubieron de preceder caprichosamente al adoptar los anteriores acuerdos. Los regionalistas o nacionalistas andaluces, nada vinimos a inventar: nos hubimos de limitar, simplemente, a reconocer en este orden lo creado por nuestro pueblo, en justificación de nuestra Historia.

En el himno “Blanca y Verde”, del fervoroso nacionalista Doctor Tomás Orellana, pleno de sagrada inspiración andalucista, se dice bellamente:

“La Bandera andaluza por la brisa agitada,
desde lejos parece un limonero en flor,
una clásica reja de jazmines orlada,
que promete el misterio de una noche de amor.
De paz y esperanza son sus bellos colores,
Poéticos emblemas de algún Abderramán,
que evocan el pasado de grandeza y honores,
que debe Andalucía al tiempo musulmán.
Condena de un presente de duelo y amargura
donde la raza sufre la pena de vivir,
promesa de un mañana de paz y cultura.
espera de un grandioso, risueño porvenir.
¡Levanta , Andalucía, tu bandera de gloria,
con los bellos colores del limonero en flor,
al airón que condujo de victoria en victoria
la valerosa hueste del hagib Almanzor!…”

No puede sintetizarse con más belleza ni en menos estrofas, la justificación de los colores de nuestra bandera.

Fueron los colores preferidos por nuestros padres, aquellos gloriosos factores de la libre Andalucía, cuya civilización fecunda tuviera por nervio el anhelo de una suprema esperanza de triunfante y riente Eternidad, entrevista al mirar la última Finalidad del vivir, a través de esa perenne sonrisa azul que es nuestro patrio cielo. ¡Esa Esperanza que , consustancial con las más íntimas raigambres de la subconsciencia andaluza, ha perdurado siempre latente, iluminando con un gesto optimista, a veces bufón trágico, los sombríos duelos de nuestra historia de cristiana opresión!

Verde es la vestidura de nuestras sierras y campiñas prendida por los broches de las campesinas habitaciones blancas; limoneros en flor son los árboles preferidos por los andaluces y blancas son nuestras villas y antiguas ciudades de blancos caseríos con verdes rejerías orladas de jazmines. Pura y blanca, como un niño, es la Andalucía renaciente que en nuestro regazo se calienta. Y es aquella esperanza por siempre reverdecida y ya conscientemente sentida y definida por los nacionalistas andaluces, la que aspira a ser realizada por la encarnación de nuestro verbo en la Andalucía triunfante y potente, a la cual un superior ahnelo hubo de ordenar todos nuestros amores. La bandera blanca y verde, enseña de esa pureza y de esta esperanza, despierta ya, por ser enseña de una Religión Superior que a la Creación de la vida anima a los luchadores, místicos fervores, los cuales, durante las últimas persecuciones, principalmente en Córdoba, vinieron a consagrarla con el resplandor del martirio. Los andalucistas la enarbolaban, repitiendo las palabras del citado himno:

«Despierta, Andalucía. Levántate, Sultana,
recobra nuevamente tu Personalidad
y vuelve de tu suelo a ser la Soberana,
al grito sacrosanto de Tierra y Libertad…»


Aquí os dejamos el enlace a la publicación de la Fundación de Blas Infante, con los textos originales de este artículo de la revista ‘Andalucía’:

Bellas palabras las que Blas Infante dedica a nuestros símbolos en esta carta, y donde los llena de contenidos, especialmente a nuestra Arbonaida.

Pero además de los símbolos oficiales, Andalucía tiene otros símbolos culturales que forman parte de nuestra realidad cotidiana y que bien pudieran haber sido empleados por el propio Blas Infante para conformar el escudo que nos representa.

La Estrella Tartésica es uno de los símbolos de nuestra cultura desde tiempos antiquísimos. Muchas personas piensan que la estrella de ocho puntas es propia de la época andalusí, y que fue creada en Alandalus por la civilización islámica, pero no es así. Como su nombre indica, la Estrella Tartésica, con sus ocho rayos, ha estado ligada al Pueblo Andaluz desde los tiempos de los primeros pobladores de nuestro territorio (concretamente en la zona occidental), desde los tiempos de Tartesos, en la época del Neolítico.

Moneda turdetana

Desde entonces, desde la Turdetania heredera de Tartessos, pasando por la Bética romana, o por Alandalus, la estrella tartésica ha perdurado, manteniéndose en la ornamentación, en la arquitectura, en la escultura, en las monedas, y, en definitiva, en la cultura andaluza.

Resulta curiosa la casualidad de que el número de puntas de la Estrella Tartésica, ocho, venga a coincidir con la cantidad de provincias que constituyen la Andalucía actual. Es una de esas casualidades de la historia, en este caso, de la Historia Andaluza.

Sobre su significado originario, parece ser que representa al Sol. Todos sabemos de la importancia del Sol en la vida de las andaluzas y andaluces.

A partir de esa vinculación, las interpretaciones son distintas según unos especialistas u otros. Unos dan mayor peso a la influencia fenicia, mientras que otros defienden las raíces de esos símbolos ya en los pobladores tartésicos autóctonos, antes de la llegada de otros pueblos atraídos por las riquezas aquí presentes.

El caso es que ese Sol, a través de la Estrella Tartésica, ha perdurado como elemento muy presente en nuestras vidas, pasando por los mosaicos de la época de la Bética, hasta los tiempos más modernos, y alcanzando su máxima expresión durante el esplendor de Alandalus.

Fotografías que recogen desde mosaicos de Cástulo (Linares) del siglo II d.C. hasta detalles ornamentales de la Alhambra o el Alcazar de Sevilla, o una fuente del parque de Maria Luisa, también en la capital hispalense.



Y si la Estrella Tartésica ha brillado con fuerza en nuestra Andalucía, no podemos olvidarnos de otro símbolo que desde su hallazgo en restos del neolítico andaluz, nos ha representado también con fuerza, especialmente en la zona oriental de nuestra tierra. Se trata del Índalo.

De Vélez-Blanco, Almería, se recupera una figura humana con los brazo extendidos y un arco sobre sus manos. ¿Divinidad? Su significado no está claro, pero siempre se ha asociado a la positividad, un tótem en la zona norte y levante de nuestra Almería. Pintado en las casas con almagre (arcilla roja), muy abundantes en Mojácar, de ahí su denominación de “muñecos mojaqueros”, para protegerlas de las tormentas, de la ignorancia y del “mal ojo”,

En el lenguaje íbero, “Indal” tiene el significado de dios grande, fuerte, poderoso y protector. Mientras que Mojácar, es ese mismo lenguaje, “Monxacar”, significa Monte Sagrado.

El índalo podría representar por lo tanto a un dios, o bien, podría ser la figura de un cazador con su arco desplegado, o bien, una figura humana bajo la protección del arco iris. Misterio y belleza en este maravilloso símbolo andaluz.

Andalucía es pues una tierra llena de símbolos desde tiempos remotos, y a pesar de la llegada de otros pueblos y la mezcla habitacional, no cabe duda de que esos símbolos han perdurado, por lo que debemos conocerlos, apreciarlos, respetarlos y conservarlos.

Fuentes: Imágen de índalo en la playa de Almería, web de Almería.plus

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