Perfume de Rosas

Aclaración: Este artículo no versa sobre el partido político PSOE y sí sobre las Ideas Andalucistas de Blas Infante.


El próximo 11 de Agosto se recuerda el cruel asesinato de Blas Infante a manos de las fuerzas falangistas, por orden de Queipo de Llano.

Este día, para las andaluzas y andaluces, debería ser algo más de lo que lamentablemente suele ser.

La Fundación Blas Infante se encarga de la organización de un acto, que viene realizándose el día 10 de Agosto.

Un acto contemplativo de las diferentes muestras de respeto hacia la figura de Blas Infante, por parte de todas aquellas organizaciones que, movidas por su propia ‘esencia de ser’, o simplemente por el hipócrita interés político, rinden con mayor o menor pleitesía ante su monumento, en el lugar de su ejecución, concretamente en el kilómetro 4 de la carretera que unía Sevilla con Carmona.

Dijo uno de nuestros Premios Nobel, onubense de Moguer, el extraordinario Juan Ramón Jiménez, al ser preguntado acerca del Padre de la Patria Andaluza:

«El espíritu del hombre es como el perfume de una rosa, muerta la rosa, el perfume permanece en el ambiente».

Pero hemos sido claramente reeducados. Cada día más europeos, y cada día menos andaluces. Y lamentablemente hemos dejado de oler el ‘perfume a rosas’.

Dice un fandango de José Domínguez Muñoz, ‘El Cabrero’:

“Dale alas y volará

al Pueblo de Andalucía,

que es una ave doloría

que busca la libertad

que le han negao toa su vía.


El cuento ya se ha acabao

Ya las promesas no valen

El cuento ya se ha acabao

Andalucía ya sabe

lo mucho que le han robao

Y más mentiras no caben.”

Pero, curiosamente, las andaluzas y los andaluces hemos dejado de buscar esa ‘libertad’, embaucados por un falso bienestar consentido que pone una venda en nuestros ojos.

8.500.000 de corazones andaluces viven, sienten, aman, respiran,…¿y sólo unas trescientas personas (siendo generoso en el número…) en la conmemoración anual de tan vil asesinato de un hombre bueno que lo arriesgó todo por el sueño de una Andalucía Libre?

¿Es así cómo honramos las andaluzas y andaluces a quien dio la vida por una Andalucía mejor?

El Parlamento Andaluz otorgó el título de ‘Padre de la Patria Andaluza’ a Blas Infante, así se recoge en el Preámbulo de nuestro Estatuto de Autonomía, la máxima Ley Autonómica Andaluza, y así fue ratificado por el Congreso y el Senado del Estado Español.

Así se reconoció a Blas Infante.

Y así se ‘enjaularon’ sus ideas.

Monumento, Casa Museo y homenajes varios. Pasemos página y a otra cosa mariposa. Pero que no se conozcan sus ideas. Que el Pueblo Andaluz viva de espaldas a sus pensamientos. Reconozcamos a Blas Infante, mientras negamos al Pueblo sus Ideas.

Ésta parece ser la conjura de la clase política andaluza.


Padre de la Patria Andaluza. ¿de qué Patria hablamos?
¿Qué Patria es la Patria Andaluza, que se mira al espejo todos los días y aún así, se desdibuja un poco más en cada instante porque no se sabe a si misma precisamente como eso, como Patria? ¿o como Nación?

Sí, sin duda nos hemos vuelto incapaces de oler ese ‘perfume de rosas’ del que hablaba el fiel amigo de Platero, D. Juan Ramón, porque ni tan siquiera nos molestamos en intentar olerlo.

Nos limitamos a creer lo que nos dicen y ya está. Para eso tenemos medios de comunicación con una clara polaridad interesada y partidista, que a base de repetir falsedades adormilan las neuronas.

Así que con la consecución de la Autonomía, de este triste esperpento de Autonomía que tenemos, ya lo hemos conseguido todo. Porque no hay más que ver las estadísticas para comprobar que todo va ‘genial’ en Andalucía, ‘G-E-N-I-A-L’.

Sí, los últimos datos del paro son esperanzadores, como cada principio de verano, y luego se tuercen cuando llega octubre. Curiosa canción repetitiva y cansina de todos los años.

¿Industria? ¿inversión industrial? ¿ese pilar económico que se nos niega sistemáticamente? Seguimos esperando.

No, no hemos conseguido casi nada en nuestro ‘camino autonómico’. Por no tener, no tenemos ni voz en el Congreso ni en el Senado español. Nosotras y nosotros, andaluzas y andaluces, que tan ‘españoles’ nos queremos sentir. La Autonomía más poblada de España, es MUDA.

Que tampoco sería tan importante si fueramos nosotros los que manejaramos nuestras finanzas, en lugar de depender de Madrid para ello. Un ejemplo claro, el método de financiación vasco, o el que ahora se pretende desde Cataluña con la propuesta de un nuevo Estatut. Pero nosotros…¿para qué vamos a plantearnos eso si aquí se vive muy bien? ¿no?

En Andalucía, seguimos siendo el vagón de cola, por muchos lacitos azules o rojos vistosos que nos quieran poner los políticos centralistas de uno u otro partido.

Pero las andaluzas y andaluces no nos queremos enterar de que nuestro color no es ni el azul, ni el rojo, sino el verde. El verde y el blanco. Los colores de la arbonaida. Los colores de la bandera andaluza. Esa que lleva pidiendo igualdad siglos y seguirá siglos con su lucha, porque esto no tiene mucho viso de cambio, porque simplemente nosotr@s no queremos cambiarlo.

Las andaluzas y andaluces seguimos buscando soluciones fuera, cuando hay que plantear esas soluciones desde dentro. Andalucía necesita partidos politicos propios. Porque nos guste o no, en la política nace todo. Y sin el control de su articulación, Andalucía no pinta nada.

Quizás un primer paso sería reconocer en masa a quien lo dio todo por la ilusión de ver una Andalucía mejor. Pero, nos hemos vuelto tan pétreos que nuestro carácter hedonista, al que hace referencia el propio Blas Infante en su Ideal Andaluz, no nos deja sacar tiempo para metas mayores que tomarnos dos cervezas. Porque al final son dos ratitos…

Sí. Eso de la política es muy complejo. Mejor votamos a uno de los dos más fuertes y nos dejamos de historias ‘libertarias’, de ‘autonomismos reales’ y otros quehaceres.

¿Andalucismo? ¿y eso para que sirve? Ya tuvimos un partido andalucista y no hizo ná. Además siendo del PSOE o del PP, se consiguen cosas…para el bolsillo de cada uno, porque son poderosos. Lo de las ideas, bueno, tampoco es tan importante. Con las ideas no se come…

Recurrente. Triste. Reflejo de un Pueblo que no asume su Identidad. Reflejo de un Pueblo que va a lo fácil. Y lo fácil no sirve…

Decía Lorca que si estuviera desvalido en la calle no pediría un trozo de pan, sino que pediría medio trozo de pan y un libro.  

Y en los libros de Infante está todo. Leyendo sus libros se perciben varias ideas fundamentales, ideas ocultas al Pueblo Andaluz.

Ideas que las andaluzas y andaluces, no leemos porque no buscamos a Blas Infante, simplemente. Ideas que no se muestran en nuestros centros educativos, porque no se conocen o simplemente se creen logradas. Y no, no están logradas, ni mucho menos.

En el año 1918 se celebró en el Círculo de Artistas de Ronda, la Asamblea Regionalista de las Provincias Andaluzas que presidió Blas Infante.



Blas Infante defendió la importancia del Pueblo Andaluz, como civilización originaria occidental y clave en el desarrollo de la Historia de la Edad Antigua y la Edad Media, no concibiendo su inferioridad tal y como la exponían alegremente intelectuales de la talla de Unamuno, corroborando un pensamiento extendido en muchos lugares de la vieja España, de esa España rancia y centralista que nos guste o no sigue perdurando hoy: ‘El andaluz era una raza inferior’.

Sí, muy ‘fuerte’. Lo de ser inferiores. Una raza inferior nada más y nada menos. No creáis que lo de vagos, flojos e indolentes viene de ahora….,no.


Por otro lado, un Pueblo que se cree inferior es más fácil de controlar. Pero si tomara conciencia de Pueblo…. sería ‘Tigre de Bengala’ (Carlos Cano).

Blas Infante tuvo que enfrentarse a esto y más.

Buscó movilizar políticamente, siempre pacíficamente, nunca bélicamente, a un Pueblo hambriento y semiesclavo de los herederos de los antiguos señores feudales conquistadores castellanos. Porque no somos un Pueblo de Repobladores. Somos un Pueblo Conquistado, y donde los que se fueron, no fueron tantos. Sólo hay que palparlo una vez cruzas Despeñaperros hacia el Sur. Desde el Santo Reino hasta Tarifa, desde el Cabo de Gata hasta Ayamonte.

Un Pueblo Conquistado y colonizado. Suena a otra época, ¿verdad? Pues podríamos hacer un recorrido por las grandes empresas ‘andaluzas’, para ver cuántas tributan en Andalucía. O bien, darnos un paseo por el IBEX 35, para ver cuántas empresas ‘andaluzas’ forman parte del principal índice bursátil español. Eso te abre los ojos, y sí que es más actual.

Blas Infante ofreció al Pueblo Andaluz, políticas de desarrollo y educación, porque la gran mayoría de nuestro Pueblo era analfabeto. Y ahora que hemos superado esa barrera, no pensamos como Pueblo. ¿Miedo? ¿ignorancia política? ¿desidia? Siempre conformismo, ¿o simplemente simpleza?, valga la redundancia.

Los Centros Andaluces ofrecían ambas alternativas a una población que, en la mayoría de los casos trabajaba de sol a sol, siendo el caso extremo el de las jornaleras y jornaleros, en condiciones de semiesclavitud.

Desde su posición acomodada, vinculada a la clase social dominante, a través de su amor y enlace con Angustia García Parias, Blas Infante diseñó un Plan de Desarrollo para un Pueblo oprimido, como lo era la mayor parte del Pueblo Andaluz. Todo ello con una consigna básica, «Poner la Tierra en manos de las andaluzas y los andaluces», porque sabía que de este modo, y si se hacían las cosas bien, tras el Desarrollo Agrario vendría el Desarrollo Industrial.

Lógicamente, no tardó en ponerse en contra a toda la clase social dominante. Era prender fuego a las normas de dominio practicadas por los señoritos, por los amos de la tierra, los amos de los jornaleros…

Todo con recursos propios, humanos y materiales, Sin ayudas, salvo los esfuerzos propios. Estas y estos fueron los primeros ANDALUCISTAS, todas y todos con mayúsculas.

Y llegamos al punto clave de este humilde artículo y a una de las ideas fundamentales del Pensamiento Infantiano.

Blas Infante tenía claro que Andalucía por si sola era una NACIÓN, la que mayores argumentos podría presentar de toda la Península ante cualquier foro, y que el Desarrollo Andaluz sólo vendría de la mano de una AUTONOMÍA DE GOBIERNO, una Autonomía con la suficiente independencia para gestionar los amplios recursos del vasto territorio andaluz, una Autonomía fuerte.

En su último libro, «La Verdad sobre el Complot de Tablada y el Estado Libre de Andalucía» deja entrever que su movimiento no deseaba un independentismo del Estado Español, pero sí una Autonomía como Nación Histórica que era y es la Andaluza, con un Derecho inalienable como Pueblo.

Por eso sí las catalanas y los catalanes eran libres de gritar «¡Visca Catalunia Lliure!», ¿por qué las andaluzas y andaluces no iban a poder gritar «¡Viva Andalucía Libre!»?

La Libertad de Acción se puede conseguir de muchas maneras, y Blas Infante no era precisamente una persona torpe.Tenía muy claro el camino que había que seguir.

Pero la realidad de esa Autonomía que él mismo podría haber visto consumada en sus tiempos, dista mucho de la Autonomía maniatada en corto de nuestros días. Una Autonomía al servicio de los partidos de Madrid y con todas sus vertientes muy limitadas y sin apenas desarrollar.

Una Autonomía que, liderada por las prolongaciones de esos partidos centralistas, poco o nada ha aportado a la mejora de la vida de las andaluzas y andaluces, sin el beneplácito de los órganos centrales de Madrid.

Sí, de Madrid. Pese al teatrillo que algunas y algunos se quieran montar envolviéndose en la arbonaida.

Por cierto, la arbonaida, señoras y señores políticos centralistas, fue rescatada para defender a las clases humildes andaluzas y, a día de hoy, es lamentable que la lista de los barrios europeos más pobre de Europa siga encabezada por barrios andaluces que ustedes siguen manteniedo desde sus confortables sillones.

Pero más triste aún es ver agarrar a esos agricultores empoderados, alguno descendiente de jornaleras o jornaleros esclavos, la bandera de la ultraderecha, herederos de los asesinos de Blas Infante. Así están las cosas…

Último acto oficial de Blas Infante, con el izado de la Bandera Andaluza en la Diputación de Cádiz.

-«Por lo escrito, ya estará persuadido el lector de que no somos paflagonios, choriceros, voceadores de plazuela, estilo de aristofanesca farsa; sino hombres muy modestos, pero que han pasado toda su vida procurando ganar en profesiones catalogadas, dentro de marcos morales, dinero y espíritu, para darlos al pueblo.

Nosotros consideramos la política como un juego de hombres. Como un fin, en sí.

En vez de sacar el vicio de emborracharnos, hemos obtenido de nuestra ascendencia esta tara, de luchar por el crecimiento cultural del pueblo.

Al contrario que los políticos profesionales, los cuales siempre se han encaramado sobre las espaldas del pueblo, halagando sus pasiones demagógicas para obtener poder o dinero que les permita el adorno salvaje, repugnante a nuestro sentido estético, de ceñir la curva de la panza con gruesas cadenas de metal, o los dedos de las manos con robustos sortijones.»-Blas Infante, «La Verdad Sobre el Complot de Tablada y el Estado Libre de Andalucía «.


Amigas y amigos, Andalucía sigue con sus graves problemas estructurales mantenidos por equívocas políticas despilfarradoras o recortadoras de derechos sociales, según sea el caso, políticas nefastas todas para el pretendido Desarrollo Andaluz Infantiano nunca buscado por los centralistas, políticas puestas en prácticas por marionetas del Poder Central.

Andalucía disfruta una Autonomía maniatada, que no puede competir en igualdad de condiciones con las autonomías dominantes. Y lo curioso es que quien pone las ligaduras en las muñecas de Andalucía es el propio Pueblo Andaluz. Nosotros mismos nos autoencarcelamos, negándonos la Libertad Infantiana, cada cuatro años:

‘Despierta Andalucía,

mujer morena

despierta que eres libre

de tus cadenas

¡Despierta!’

Pero no. Andalucía prefiere ser cordero a ser lobo. Prefiere ser sumisa a rebelde. Prefiere agachar la cabeza ante el señorito a sacar los pies del plato. El señorito ahora manda desde Madrid, aquí deja sus lugartenientes para que orienten el voto en cada cita electoral. Y la andaluza y el andaluz lo aceptan.

Andalucía ha sido ‘domesticada’ y se ha olvidado de ‘buscar la libertad’. Tristemente ha dejado de ‘oler a rosas’.

Toca hablar de Blas Infante, pedir que se lean sus libros, que se conozcan sus ideas de su puño y letra (cosa que sin la persona de su amada esposa, Angustias no sería posible, pues ella ocultó todos sus escritos para su conservación), y que se vuelva a recuperar el olfato andaluz para no perderse ni un detalle de ese embriagador y maravilloso ‘Perfume de Rosas’.

Porque no. Las Ideas no mueren. Sólo son escondidas por quien no quiere que se conozcan.

¡Viva Andalucía Libre!

Autor: Francisco José Cansino Díaz



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