¿Cuántas veces, cuando coges tu móvil o tu portátil y echas un vistazo a la actualidad y las redes, no paras de ver artículos, publicaciones, etc, hablando de los problemas de Andalucía?
Que por cierto, no son pocos, pero claro, después de una estresante jornada laboral, de soportar a tu jefe, o de bregar con tus hijas o hijos, o nietas y nietos, ¿más problemas?
O quizás después de otro día buscando trabajo, o de que te hayan puesto en la calle en tu último empleo temporal, o que no te hayan renovado el contrato después de cumplir el plazo legal para no hacerte fij@,…
O tal vez, tras una agotadora jornada de papeleo o de gestión con tus clientes que te ‘torean’ el pago de tus facturas emitidas hace ya meses, o de preparación de los ‘papelitos’ de hacienda…
¿Más problemas? Empiezas a leer el artículo y lo sueltas tras el primer párrafo. No más problemas.
Si ya sabemos que están ahí…¿qué puedo hacer yo? Si no doy abasto. Para eso están las políticas y políticos…Pero vamos a buscar otro enfoque en este artículo. Porque no queremos hablar de problemas, queremos proponer soluciones.
Y, aunque parece mentira, la solución empieza por las acciones que determinamos cada una de nosotras y nosotros en el día a día.
¿Cómo puedes solucionar el problema del paro y crear empleo de calidad en Andalucía con las acciones que desarrollas durante tu jornada habitual?
De entrada hay que plantear el siguiente razonamiento. Si queremos que las empresas o cooperativas andaluzas crezcan y se afiancen, deberíamos optar por consumir fundamentalmente producto andaluz. Esto es extensivo a cualquier sector productivo.
Está claro que no todo lo que consumamos tiene que ser forzosamente andaluz, pero si nos acostumbramos a hacerlo de una manera habitual, aumentando la proporción de los productos andaluces en nuestra cesta, estaremos apoyando el crecimiento de nuestro tejido productivo.
Lógicamente también hay que juzgar con criterio el ratio calidad/precio que el producto andaluz ofrece. Pero seguro que tras varias pruebas, como ocurre con los productos no andaluces, encuentras algunos que satisfagan plenamente tus necesidades y tu bolsillo, y que sean manufacturados por empresas andaluzas.
Y te puede surgir la duda, ¿por qué hay que rechazar los productos de las empresas españolas que no son andaluzas? No se trata de eso.
Si esa empresa española que comercializa sus productos en Andalucía, fiscaliza en Andalucía, está contribuyendo a nuestro desarrollo también, al desarrollo de la sociedad andaluza. Y todavía mejor si además de esto, que es lo fundamental, crea empleo.
El problema viene cuando la mayoría de marcas que encontramos en nuestros lugares de compras habituales fiscalizan en otros lugares: Madrid, Cataluña, País Vasco, Valencia…y sus dueños reinvierten los beneficios obtenidos en suelo andaluz, lejos de Andalucía. Es cierto que muchas crean empleo (Andalucía es una de las autonomías con los sueldos más bajos, hay que tenerlo en cuenta, ninguna empresa es una ONG), pero su fiscalización y su beneficio queda lejos de repercutir en la vida de las y los andaluces.
Esas marcas andaluzas no tienen que ser exclusivamente de comida. En Andalucía ya estamos produciendo muchos otros productos manufacturados: cosméticos, muebles, complementos, joyas, moda, libros, novelas y cuentos, medicamentos, utensilios y herramientas, elementos constructivos, pinturas, cultura (cine, teatro, series, música, videojuegos,…), etc.
A este respecto, recordar que cuando la empresa francesa Puleva puso en jaque a los productores de leche andaluces, fue la cooperativa COVAP la que les brindó una salida airosa. ¿Interesa entonces invertir nuestro dinero en empresas andaluzas?
¿Qué repercusión puede conseguir con este enfoque del consumo un mercado de más de 8.500.000 consumidores como es el andaluz?
Otro punto a favor de la creación de cooperativas, que además de buscar el beneficio en su negocio, ofrecen una fórmula diferente de afianzamiento de la producción al territorio, consiguiendo que la trabajadora o trabajador sientan el negocio como suyo.
Vamonos a otra cosa. ¿Cómo se soluciona el precio de la cesta de la compra?
No comprando a quien la encarece. ¿Y quién la encarece? Los intermediarios que consiguen sus grandes márgenes gracias a la diferencia de precios de venta respecto a los precios que pagan a los productores.
Mercadona en 2022 consiguió una subida de su beneficio de un 5.5% en toda España, logrando una cifra récord de 718 millones de euros. Carrefour consiguió un beneficio neto de 867 millones de euros en la primera mitad de 2023. La cadena de supermercados de Corte Inglés e Hipercor se movió también en cifras importantes de beneficio, superando los 870 millones de beneficio neto, si bien, este valor no sólo incluye alimentación.
Un ejemplo de ciertos comportamientos, ¿cómo se ha podido vender durante el año 2023 el aceite de la campaña del año anterior, 2022, a un precio desorbitado poniendo como excusa la sequía, cuando todavía no se había recolectado la aceituna de 2023, supuestamente dañada por dicho carestía de agua? ¿acuerdo para subir los precios de un aceite ya almacenado y con costes similares a años anteriores?
Todo ello mientras las manifestaciones de los productores, ganaderos y agricultores se han venido sucediendo, debido a la escasez de margen, e incluso a la imposibilidad de hacer frente a los costes de producción.
Por eso hay que llevar la compra de productos a los propios productores y volver al pequeño comercio.
Pero claro, hace falta tiempo. ¿Cuándo vamos al mercado si trabajamos (los que tienen esa suerte) como mínimo de lunes a viernes? Además, en las grandes superficies lo tienes todo junto y si no, te lo traen a casa. ¿Quién necesita ir a varias tiendas? Sin embargo, esa disponibilidad que esos grandes hipermercados y cadenas de supermercados ofrecen, también hay que pagarla. De ahí sus grandes beneficios, ya comentados, basados además en su capacidad de negociación sobre el productor, reduciéndole el precio de adquisición del producto.
Hay alternativas. Si te das un paseo por internet, si tu problema es el tiempo, podrás comprobar como son ya distintas cadenas de productores, fundamentalmente cooperativas, las que te sirven el producto en casa, con precios muy competitivos, incluso para los productos ecológicos, donde el producto andaluz se encuentra en el primer nivel de la producción europea.
Además, con ello nos garantizamos la localización del producto en cuestión, porque sabemos que las grandes superficies, gracias a sus acuerdos comerciales, muchas veces rehúyen la venta del producto local, para ofrecer aquel que más beneficio le repercute, sin que tengamos garantía de los elementos empleados en su producción: fertilizantes, plaguicidas, etc.
Hemos expuesto dos soluciones para problemas complejos andaluces en menos de treinta párrafos. Pero hay más soluciones, que simplemente pasan por la lógica y la creatividad, como la reducción de la jornada laboral a 4 días, donde no sólo el empresario debería afrontar esa rebaja (no olvidéis que casi el 100% de las empresas en Andalucía son pymes, donde carecemos de grandes empresas propias), sino que podría ser puesta en marcha con ayuda de la Administración, que reduciría pagos de subsidios y embolsaría cotizaciones, conllevando una reducción importante del paro, al tiempo que se mejoraría la calidad de vida de las trabajadoras y trabajadores.
Continuará.