En estos días estamos asistiendo al ‘reparto de cromos’ entre PSOE y ERC, que posibilitará, si Puigdemont lo permite, el gobierno del Salvador Illa. Tú me das la Generalitat y yo te doy el privilegio de gestionar todos tus impuestos, a cambio de una tasa o cupo anual para contribuir a los gastos del Estado que te afectan.
Esto lógicamente ha abierto la Caja de Pandora. Presidentes autonómicos, tanto del PP, como del propio PSOE han mostrado su disconformidad, por la presunta rotura de equilibrio que ello supone.

Especialmente en Andalucía, los integrantes del PP han expresado su pesar por las ‘dietas’, ¡Ah, no!, que ese es otro tema. Sí hombre, a nuestro Presidente del Parlamento no le salían las cuentas para llegar a fin de més. Con más de 5.000 euros mensuales entre dietas sin justificar y sueldo. Pobrecito.

Y es que lo que es justo, es justo, porque las ‘criaturas’ se lo han ganado a pulso. Qué menos que una subida de sueldo, después de haber tenido sin agua en los grifos a más de la tercera parte de la provincia de Córdoba durante todo un año. O de haber aumentado las listas de esperas (eso sí, incrementando el gasto en la Sanidad Privada con dinero de todos, dineros públicos). O de haber cerrado líneas públicas educativas y centros, mientras se hacían perennes e incluso se aumentaban las contrataciones con los centros privados, como es el caso de la Formación Profesional.
Es que tiene ‘Solera’ nuestro Gobierno Andaluz. Bueno, ‘Solera’ es una población del municipio de Huelma en Jaén que lleva tres años sin agua corriente en sus grifos. Claro, como allí no hay suficiente turismo, pues no hace falta que llegue el agua. ¿Pero no hay andaluzas y andaluces allí? Sí pero eso son daños colaterales de la buena gestión de nuestra Junta de Andalucía.

Retomando el hilo. Al señor Moreno Bonilla le ha venido genial el frente contra el ‘egoísmo’ del Nacionalismo Catalán para tapar precisamente sus vergüenzas, justo en la recomposición de su gobierno. Con un clarísimo fracaso en su gestión sanitaria por parte de la señora consejera, Catalina García, que lejos de ser expulsada del gobierno ha sido reubicada. Debe ser un premio reconociendo su gran labor al frente de la Consejería anterior. Cosas de la política andaluza. Los malos no son despedidos, sino reubicados.
Y claro, Moreno Bonilla ha cogido la arbonaida (= bandera andaluza) y se ha erigido en defensor de los derechos de la Patria…, bueno, mejor de la región andaluza, tampoco hay por qué exagerar. Por encima de él, tendrán que pasar esos… catalanes, si quieren romper el equilibrio de España.
¿Qué equilibrio, señor Moreno Bonilla? ¿Para cuándo va a pedir la transferencia de los trenes a Andalucía tal y como recoge nuestro Estatuto? ¿Para cuándo tantas y tantas transferencias que siguen dependiendo de Madrid y que deberían estar en manos del Gobierno Andaluz ( según nuestro Estatuto de Autonomía), como ya lo están en manos vascas o catalanas? ¿Para eso no coge usted la arbonaida?

Decía Blas Infante:
“La existencia de los pueblos no se mide por el número. Muchos millones de hombres pueden constituir un gran rebaño, pero no un gran pueblo, porque los pueblos para ser tenidos por tales, precisan poseer una fuerza consciente”.
¿Tiene acaso Andalucia esa fuerza consciente? ¿la tienen nuestras políticas y políticos, esos que cuando llegan a Madrid ya no se acuerdan de los pueblos y ciudades andaluzas que les han visto nacer y crecer?
Quizás el equilibrio de España no lo han roto vascos o catalanes. Quizás el equilibrio de España lo ha roto un Pueblo que ha dejado de creer en sí mismo, cautivado por aquellos que mientras le hablaban de una maravillosa España igualitaria, fomentaban precisamente lo contrario, desde sus cómodos sillones en Madrid, en las sedes de Ferraz o de Génova.
Porque el equilibrio no se rompe desde Cataluña o País Vasco. Perdón, pero el equilibrio se rompe desde Madrid. Y todo ello, con el voto andaluz como principal apoyo a esos partidos.
Decía Antonio Machado:
“Haced política, porque si no la hacéis, otros la harán por vosotros, y posiblemente contra vosotros”.
Esos otros no son esos políticos nacionalistas vascos o catalanes, que al fin y al cabo, buscan el bien de ellos mismos (como todo ‘buen’ político) y de sus conciudadanos (paisanos) más cercanos, que le han dado el voto.
Esos otros, que harán políticas contra vosotros, son aquellos que han usado nuestro voto, el voto andaluz, para pactar soluciones que perjudicaban seriamente a Andalucía. Soluciones para otras autonomías que malograban el crecimiento andaluz. Esos otros son, en definitiva, PSOE y PP, apoyados por partidos muleta como Podemos, Sumar (en definitiva la izquierda estatal) que tampoco han hecho nada por romper esos pactos y políticas desigualitarias.

Porque si en el País Vasco, en Cataluña y en Madrid predomina el tejido industrial español, no siga usted incentivando ese crecimiento en esas autonomías y hágalo en el resto. ¿O acaso Castilla la Mancha, Extremadura, Andalucía, etc, no merecen esa oportunidad de crecimiento, señores del PSOE y del PP?
¿Pero de quién es la culpa? ¿De ellos, o de quien les da su voto ciegamente y gusta de militar en estos partidos centralistas?
Andalucía nunca ha dado una oportunidad a sus partidos propios. Quizás tenemos demasiados complejos para creer que podemos ser gobernados por andaluces, sin tener que mirar constantemente hacia Madrid.
Y no estoy hablando de Independencia. Simplemente hablo de Autonomía.
Contabilicen las ocasiones en el que el señor presidente de la Junta de Andalucía habla de Madrid, de Sánchez y de Feijoo. Tendrán la respuesta. No hay día en que una reseña no señale a Madrid. Desde la propia cabeza del Gobierno Andaluz se concibe erróneamente el concepto de Autonomía.
Por ejemplo. No reaccionemos contrariamente a que el Pueblo Catalán gestione sus impuestos. Están en su derecho, puesto que al fin y al cabo, vascos y navarros lo disfrutan ya hace años.
En lugar de esto, exijamos que Andalucía también lo haga. Que Andalucía gestione la totalidad de sus impuestos.

Pero que no quede ahí la cosa. Sino que exijamos también que las grandes empresas establecidas en suelo andaluz, explotando los recursos andaluces (y muchas veces contaminando el propio suelo), paguen sus impuesto en Andalucía, contribuyendo de esta manera al crecimiento y desarrollo de nuestro Pueblo.
Cobremos al Ejército español por los terrenos que ocupa en Andalucía, como ocurre en otra autonomías. Decidamos aquellas empresas que interesan al desarrollo de nuestra economía, evitando abrir la puerta a otras que puedan repetir puntos negros en nuestra historia, como hizo Boliden. Acabemos con que Madrid decida por nosotros lo que se construye aquí y cuando, porque suelen optar por lo más barato y en la lejanía del tiempo. Cerremos la puerta a Cabriles, vertederos de Nerja y otros tantos. Limpiemos Palomares, los Fosfoyesos de Huelva o la balsa de Aznalcóllar sin verterla al río Guadalquivir…
Pero para eso hay que coger la arbonaida bien fuerte y con las dos manos. ¿Señor Moreno Bonilla está usted dispuesto a eso? ¿O su ‘andalucismo’ es una pantomima como lo fue el de sus predecesores, la señora Susana, y los presidentes del PSOE?
Sin duda, Andalucía están en una Encrucijada Política, pero el problema no está en Cataluña. El problema está en un Parlamento Andaluz que, aún con la oposición de distintos grupos, se ha subido el sueldo, pese a lo desorbitado de los emolumentos que ya se cobran y que superan con creces el sueldo medio de una andaluza o de un andaluz.
Un Parlamento que no se rasga las vestiduras pese a que los jóvenes andaluces cada vez tienen menos oportunidades, menos salidas.
Un Parlamento Andaluz que no dimite por las malas gestiones en suministro de aguas, salud o educación.
Un Parlamento Andaluz que no ha cambiado mucho en todos estos años, pese a las continuas críticas y que sigue en una deriva conformista de falta de identidad, y lo que es peor, de falta de soluciones a los problemas estructurales del Pueblo Andaluz.
Un Parlamento Andaluz que no representa a su Pueblo.
Fuente: Fotografía de Portada original de Diario El País.