Cartago contra Roma. Lucha por el Poder de Occidente en Andalucía (II)

La lucha encarnizada por el control del Mar Mediterráneo y la supremacía en Occidente enfrentó a Cártago y a Roma en la Edad Antigua de la Historia. Como ya vimos en la primera parte de este artículo, buena parte de este enfrentamiento se decidió en Andalucía.

Curiosamente, la Historia volvía a centrar sus ojos en territorio andaluz para moldear el desarrollo del futuro de Occidente.

Posesiones de Cartago y de Roma al comienzo de la Segunda Guerra Púnica.

El enfrentamiento entre el bando cartaginés y el romano, durante la llamada Segunda Guerra Púnica se había decantado inicialmente del lado africano, tras la derrota de los ejércitos romanos y la muerte de Publio Cornelio Escipión padre y de su hermano, Cneo en tierras andaluzas. 

Aníbal continuaba con sus conquistas en Italia y sus hermanos consolidaban el poder cartaginés en Iberia, sofocando posibles rebeliones íberas.

Pero en el lado romano emergerá un nuevo líder. Con sólo 27 años, tras su llegada a Iberia, el joven Publio Cornelio Escipión, recién nombrado ‘imperator’ asesta un primer golpe que hace tambalearse a las confiadas estructuras cartaginesas en la Península Ibérica. En el año 209 a.C. conquista la ‘inexpugnable’ ciudad de Qart Hadasht ‘Carthago Nova’, capital cartaginesa en Iberia (actual Cartagena).

Desde su desembarco en Tarraco (Tarragona), se centra en la preparación de esta ambiciosa empresa, y desplazando un contingente en barco y otro a pie, se planta ante las puertas de la ciudad en 7 días (según el historiador Polivio), cuando la distancia que separaba a cualquiera de los tres ejércitos de Cartago en Iberia de la ciudad no era inferior a 10 días. Posiblemente, los cartagineses confiaban en que las condiciones defensivas de la ciudad les permitirían acudir en su ayuda con tiempo de sobra, en caso de un supuesto ataque, pero no fue así.

Carthago Nova se encontraba protegida por murallas y por la ayuda natural del agua: al sur el Mar Mediterráneo y al norte por una inmensa laguna.

Planificando un ataque combinado por varios frentes, el joven estratega romano aprovecha la bajada de las aguas de la laguna por efecto de las mareas (parece ser que fue informado y guiado por pescadores de la zona de aquel fenómeno) para hacer pasar un contingente que tras atravesarla, escalaría las murallas por esa cara y conseguiría abrir las puertas de la ciudad de par en par. Carthago Nova estaba sentenciada y en un tiempo récord, tras algo más de un día de asedio.

Tras la caída de su capital, los ejércitos cartagineses se aprestan al enfrentamiento con la nueva amenaza romana.

Publio Cornelio Escipión, consciente de su próximo enfrentamiento, reune un ejército de unos 40.000 soldados, junto con tropas auxiliares ibéricas de entre 10.000 a 15.000 efectivos.

Muchos de los rehenes íberos que los cartagineses empleaban como seguro para conseguir el sometimiento de los líderes autóctonos de Iberia se encontraban en Carthago Nova. Publio Cornelio Escipión supo jugar con la libertad de esos cautivos para conseguir nuevas alianzas contra Cartago en suelo ibérico, siempre a favor de Roma.

Liberación de rehenes por Escipión, por Sebatiano Ricci. Fuentes: National Geographic y Wikimedia.

Los líderes ibéricos, confiaron en el carácter conciliador y negociador de Cornelio Escipión. En él vieron una posibilidad de recuperar los antiguos estatus arrebatados por los conquistadores cartagineses, mucho menos transigentes.

Y será en terrenos andaluces donde se decida la suerte de toda Iberia.

La primera gran batalla fue la de Baécula. Según un estudio de la Universidad de Jaén, se produjo en el cerro de las Albahacas, en el término municipal de Santo Tomé, provincia de Jaén. A unos 60kms al este de Cástulo (Linares). Casi 1500 objetos encontrados en esta zona y relacionados  con ambos ejércitos refuerzan estas teorías. Si bien, hay historiadores que siguen apostando, basándose en textos antiguos por una ubicación dentro del triángulo de Bailén-Linares-La Carolina.

Ubicación de la cabeza de la Batalla de Baécula, según Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, Universidad de Jaén.

En Baécula, Escipión se enfrentará a Asdrúbal Barca, hermano menor de Aníbal, que contaba con un  ejército de unos 30.000 hombres.

Baécula era clave para dominar la cuenca del Betis y las minas de cobre y plata de la vecina Cástulo.

Aunque en un principio pospone el enfrentamiento directo con su rival, Escipión finalmente se decide al combate tras algunos días de análisis, ante el peligro de que los otros dos ejércitos cartagineses confluyeran a la zona y se unieran al ejército de Asdrúbal.

Ubicación aproximada de campamentos en la Batalla de Baécula. Mapa y fotografía extraidos de web «https:www.battlefieldofbaecula.es» del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, Universidad de Jaén.

Fue este último quien había escogido el lugar del enfrentamiento, ubicando su ejército, menor en número al de Escipión, sobre una colina, con el Río de la Vega (Río Guadalquivir) en su retaguardia. Desde esta posición dominante, Asdrúbal pretendía retener los envites del ejército romano, confiando quizás en la llegada de los refuerzos de los otros dos ejércitos cartagineses.

Escipión, sin embargo, pone en práctica nuevas tácticas de combate, que el ejército romano no había desarrollado anteriormente, según el historiador Greg Fisher. De este modo, el general romano introduce las técnicas de envolvimiento, rodeando al enemigo con el ataque por los flancos del ejército rival, a diferencia del tradicional ataque frontal del ejército de Roma.

Así fue precisamente como se desarrolló la Batalla de Baécula donde, según las estimaciones de Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, pudieron enfrentarse dos ejércitos que sumaban una cifra aproximada de unos 60.000 combatientes, con unos 25.000 soldados en el ejército consular romano, y unos 20.000 soldados en el ejército cartaginés, además de la presencia de tropas auxiliares y aliadas iberas.

Mapa extraido de web «https:www.battlefieldofbaecula.es» del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, Universidad de Jaén.

Escipión basó su estrategia en la coordinación de un ataque frontal del grueso de sus legionarios (tras un primer ataque de su infantería ligera), que escalaron la colina contra las posiciones defensivas del ejército de Asdrúbal, y un ataque combinado por los flancos. En el flanco derecho, Cayo Lelio, amigo de Escipión, lanzó la mitad de la caballería romana contra los cartagineses. En el flanco izquierdo, fue el propio Escipión quien atacó con el resto de la caballería y parte de los legionarios.

La clave del éxito de la maniobra de envolvimiento romana estuvo en que precisamente al tratar de retroceder la línea cartaginesa para evitarlo, provocó la rotura de su frente principal. En esa línea principal, Asdrúbal había situado a sus elefantes de guerra, pero tras el ataque conjunto romano, el desorden cartaginés supuso su propio talón de Aquiles.

Tras la derrota, Asdrúbal se retira salvando gran parte de sus paquidermos y dos tercios de su ejército. Cruzará a la Galia para unirse a su hermano Aníbal en tierras itálicas. Sin embargo, la reunión de ambos hermanos nunca se producirá. Ejércitos romanos salen al paso del ejército de Asdrúbal, venciéndolo definitivamente en la Batalla de Metauro, donde el general cartaginés sería decapitado. Posteriormente, su cabeza sería enviada al campamento de Aníbal.

Pero los enfrentamientos en Andalucía no acabaron con la batalla de Baécula. Todavía hubo una última batalla decisiva en suelo andaluz, antes de la batalla de Zama en suelo africano entre Aníbal y Escipión, que se produjo en Ilipa en el año 206 a.C.

En Ilipa, el ejército de Escipión ‘El Africano’, apodado así por su posterior victoria en Zama, se enfrentó a los ejércitos de Asdrúbal Giscón y Magón Barca, los dos ejércitos cartagineses restantes en Iberia, para dilucidar el dominio en suelo ibero entre Cartago y Roma.

La ciudad de Ilipa  estaba situada junto al río Betis (Guadalquivir) en el término de la actual Alcalá del Río en la provincia de Sevilla.

Situada en el territorio de los turdetanos, la ciudad por su situación estratégica y fortificada con grandes murallas, controlaba las vías terrestres y fluviales que enlazaban con las minas de plata de Sierra Morena y su próspera agricultura. Incluso contó con un acueducto de 17km desde la Sierra Norte sevillana. Por eso llegó a ser conocida como Ilipa Magna.

Los cartagineses habían concentrado sus ejércitos entorno a Ilipa, contando con unos 50.000 soldados, 4.000 jinetes y 32 elefantes bajo la dirección de Asdrúbal Giscón.

Formación ‘Triple Axies’ caracterísitca de la tropas romanas. Fuente Web Imperium.org.

Por su parte, Publio Cornelio Escipión había logrado reunir un ejército de unos 45.000 infantes y 3.000 jinetes. Desde Tarraco (Tarragona), con numerosos apoyos de las tribus íberas había ido elevando la moral de sus tropas que formaron su campamento en la loma hoy conocida como “Pelagatos”, situada a unos dos kilómetros al oeste de Villaverde del Río.

La batalla tuvo lugar en la zona conocida como “Vado de las Estacas”.

En el siguiente vídeo se muestra la táctica empleada por Escipión para derrotar al ejército de Asdrúbal Giscón en las proximidades del campamento de cartaginés, superior en efectivos:

Tras la victoria de Ilipa, Escipión había logrado expulsar a los cartagineses de Iberia. El enfrentamiento se trasladaría ahora a tierras africanas, más cerca de la propia Cartago. Alli tendría lugar la batalla final de Zama (202 a.C), donde Escipión lograría vencer a Aníbal. Un duelo entre dos grandes estrategas de la antiguedad, que se decantaría del lado romano gracias a la astucia de Escipión, que logró desarbolar la principal baza del cartaginés, sus 80 elefantes, al provocar el pánico de estos con su trompetas y el ataque directo a los paquidermos. Los animales al huir, descompusieron las líneas cartaginesas, mientras que el general romano había dispuesto sus tropas de manera diferente, con unos pasillos que facilitaban su huída sin sufrir graves daños en las filas romanas.

Representación a escala de Elefante de Guerra. Segunda Guerra Púnica. Web Andrea-World.com

En Iberia, la romanización comenzaba, pero no sería inmediata, ni pacífica. Se extendería a lo largo de dos duros siglos de conquista romana.

Las poblaciones autóctonas iberas vieron como la supuesta liberación romana del dominio cartaginés sólo había sido una maniobra para la llegada de un nuevo opresor. Además, a las tácticas conciliadoras y equilibradas de Publio Cornelio Escipión, en el trato con los líderes íberos, sucederían las tácticas represoras y mucho más contundentes de Marco Porcio Catón, “Catón el Viejo” que puso en práctica una guerra de castigo contra la población ibera, eliminando a los iberos insurgente y a la población civil en general, con extrema dureza.

En la Baética, la actuación de Catón se concentró en debilitar la fuerza de los turdetanos, privándoles de los mercenarios celtíberos, a los que ofreció un mayor pago por pasarse a su lado (Plutarco, Catón, 10,2), si bien, luego también sometería al propio territorio celtíbero.

Los finales de Escipión y de Anibal serían paralelos, curiosamente tal y como habían discurrido sus vidas. Aníbal se suicidaría en el invierno del año 183a.C. antes de ser entregado a sus perseguidores romanos en Bitinia, su última morada. Escipión falleció en diciembre del mismo año, tras ver como una Roma con nuevos líderes políticos se volvían contra él mismo y su familia, ignorando todas aquellas grandes victorias que ‘El Africano’ había logrado. Roto por la envenenada persecución política, se expatriaría a Liternum (antigua ciudad de Campania). Escribió sus memorias y se dice que pidió ser enterrado allí y no en su país ingrato. Así fue, sus restos descansaron en Liternum. Nunca volvió a Roma.

A orillas del río Betis (Guadalquivir), Publio Cornelio Escipión dejaría otra huella imborrable de su presencia en Andalucía. En un asentamiento turdertano, para dar cabida a los soldados heridos y licenciados tras la Batalla de Ilipa funda la que habría de ser una de las ciudades más importantes de las provincias romanas, que vería crecer a Trajano y a Adriano, ambos emperadores en Roma. Sus restos han llegado hasta nuestros días y buscan ser designados como Patrimonio de la Humanidad. Se trata de la ciudad de Itálica en el término municipal de Santiponce (Sevilla).

Fuentes: Imagen Portada principal: Batalla de Ilipa -Web Hitoriaeweb.com / Wikipedia / Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, Universidad de Jaén / Web ‘Turismo.granvega.es / Web ‘Andrea-World.com’

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