Del 4D a la Autonomía del Gran Engaño

Este año 2024, hay convocada una gran manifestación en Málaga el 1 de Diciembre (por eso de que el día 4 es laborable), que arranca a las 12h desde La Plaza de la Mercé, para conmemorar las manifestaciones del  4 de Diciembre del año 1977, la lucha del Pueblo Andaluz por su Autonomía  y mantener viva la llama del Andalucismo, del Nacionalismo Andaluz.

Sigue siendo lastimoso, ver como partidos con sede en Madrid, y que han demostrado a lo largo de su periplo político su posición enfrentada a cualquier autonomía política de Andalucía, negándole al Pueblo Andaluz el poder político asociado a ella, se arriman a estas manifestaciones para teñirse de ‘soberanistas’ simplemente por el interés de los votos.

No entraremos en detalles en este sentido. Cada persona es libre de indagar y ver lo que se ha hecho desde cada partido en pos de una ‘Andalucía Libre’, como defendía Blas Infante y los suyos.

Tras aquel 4 de Diciembre de 1977 en el que Andalucía salió a la calle para decir que quería ser una autonomía de primera, como el restos de nacionalidades históricas (Euskadi, Galiza y Catalunya), para desde el sueño, pedir más libertad, trabajo, mejores condiciones de vida y mayores oportunidades para las andaluzas y andaluces, se concretó finalmente la ansiada Autonomía Andaluza.

Pero, sin embargo, tras aquella demostración de fuerza que el Pueblo Andaluz desplegó para exigir a los dirigentes un cambio profundo en las estructuras de Poder previstas para el Estado Español, ese mismo Pueblo cayó en el error de creer en los cantos de sirena que les llegaban desde muchas y muchos de los suyos, enrolados en los que se denominó como el Partido Socialista Obrero Español de Andalucía (PSOE-A).

Pensaban que esa “ –A” lo cambiaba todo, pero ya se ha demostrado con creces que no cambiaba absolutamente nada.

Desde la derecha, no se quería oir hablar de la Autonomía Andaluza. Incluso se animaba a mantener el centralismo dirigido desde la capital de España. Ahora, sin embargo, el PP se llena la boca con el mal llamado ‘Día de la Bandera’. Sin duda, hipocresía pura y dura.

El PSOE tampoco estaba por la labor. Tras estas siglas, tampoco se apostaba por la Autonomía Andaluza. Sólo hay que leer los artículos de la Constitución Española que hacen referencia al acceso de los distintos pueblos a su posible autonomía. Puertas abiertas de par en par para vascos, catalanes y gallegos. Las puertas se habían cerrado sistemáticamente para Andalucía, siendo el partido de la rosa cómplice absoluto y protagonista de ello.

Sin embargo, con la habilidad que caracteriza a demasiados políticos, que fácilmente cambian de chaqueta y pasan del blanco al negro y donde dije digo, digo Diego, el PSOE se convirtió en el principal valedor de la Autonomía en Andalucía, aprovechando la figura de un Rafael Escuredo, que descubriría la verdad demasiado tarde, nada más empezar a hablar de reforma agraria y Estado federal.

De esta manera, el PSOE-A se hizo con el sitio que le debió corresponder por ideología y por historia en Andalucía al PSA, que en un error histórico, nunca debió desprenderse de su “S” (por muy bien que pudiera quedar eso de PA para romper toda vinculación con el partido de Felipe y Guerra), cediendo de esta manera el control completo del Socialismo Andaluz a un partido PSOE que siempre tuvo su sede en Madrid, y que nunca sintió como suyas las reivindicaciones de Blas Infante y los Andalucistas Históricos.

Además, esa ‘S’ arrancada del antiguo PSA, no hizo sino alejar al partido nacionalista andaluz de los planteamientos de uno de sus principales ideólogos, como fue Pepe Aumente, que conformó un vinculo entre las demandas andalucistas y las reclamaciones socialistas y marxistas de la clase trabajadora en el crisol de la tierra andaluza.

De esta manera, durante 40 años, el PSOE hizo de Andalucía su cortijo, paralelamente a como lo hace ahora el PP, aún cuando lleva menos tiempo en el poder. El Pueblo Andaluz creyó en el PSOE y ahora cree en el partido de Juan Manuel Moreno Bonilla, en el PP-A. De nuevo una «-A» para camuflar los hilos del Poder Central.

Ni uno ni otro han sido capaces de gestionar la Administración Andaluza y sus empresas públicas para conseguir sacar a Andalucía de los últimos puestos de las estadísticas y dejar atrás los problemas estructurales que sigue arrastrando nuestro pueblo.

La Autonomía de catalanes, vascos y gallegos ha ido creciendo, impulsada por las continuas demandas de autogobierno de partidos nacionalistas que han entendido que para crecer, necesitaban controlar el máximo de competencias, ‘arrebatándoselo’ al Poder Central de Madrid a golpe de pactos. Pactos donde todos ganaban, y Andalucía siempre perdía.

Aquí, en suelo andaluz, el estancamiento ha sido evidente. Las directrices políticas de la Junta de Andalucía, claras.

-Encerrar a Blas Infante y su bandera en una casa museo, sin que el Pueblo conozca sus verdaderas ideas y su mensaje claro de una Nación Andaluza que actúe de manera independiente, dentro de una España Pluriestado o Confederación de Estados, sí, pero con plena autonomía para toda su gobernanza , gestión y administración.

La autonomía a la que Andalucía ha llegado no es así. Prácticamente para casi todo dependemos del Gobierno Central. Algunos ejemplos claros:

-La construcción de nuestras infraestructuras claves deben pasar por la aprobación del Gobierno Central y allí se determina su dotación económica, eso sí, siempre la más barata.

-Nuestra Sanidad Pública, que supuestamente depende del Gobierno Andaluz, parece que no tiene suficientes médicos porque es el Gobierno Central quien determina el número de plazas MIR con las que puede contar Andalucía. Luego Andalucía supuestamente tiene las competencias, pero no decide.

-Nuestra Policía Autonómica es la Policía Nacional del Estado Español con un escudo de Andalucía en su uniforme.

-Nuestro territorio está lleno de balsas radiactivas, vertederos, industria pesada contaminante, minas contaminantes y además, cuenta con el único cementerio nuclear del Estado español. Por si fuera poco, las bases americanas y los submarinos de Gibraltar añaden más riesgos al suelo andaluz. Por cierto, Palomares sigue sin ser limpiado de radiactividad.

-Nuestros trenes, los pocos que tenemos y que suelen ser los más viejos de RENFE, no llegan a nuestros puertos, ni tan siquiera lo hacen como debieran a uno de los más importantes de Europa como es el de Algeciras, ni nuestros cercanías llegan a los polígonos industriales. Bueno, es que en general, la red de cercanías de aquellas capitales andaluzas que cuentan con ella es de risa. Más bien podemos decir que no llegan a ningún lado, porque casi no existen.

Pero es que además, podían estar bajo la competencia del Gobierno Andaluz, que ni tan siquiera se ha dignado a solicitarla, como sí lo han hecho otras autonomías.

Lo mires por donde lo mires, la Junta de Andalucía principal instrumento de la Autonomía Andaluza, no deja de ser una extensión del Poder Central capitalino español. El enfrentamiento para defender los intereses de las andaluzas y andaluces queda reducido al enfrentamiento entre los dos grandes partidos, PP y PSOE, movido por el puro interés partidista.

Es así. El Pueblo Andaluz luchó por una Autonomía, para tras su consecución con sangre, sudor y lágrimas, volver a entregarle el Poder Político Andaluz a los partidos que centralizan el Poder Global en Madrid, lejos de la periferia, lejos de Andalucía.

Es ni más ni menos que el Gran Engaño de nuestra Autonomía.

Siempre he escuchado decir que el Pueblo Andaluz es un pueblo sabio. Sin duda, ha dado grandes intelectuales, grandes personas dentro de la cultura, e incluso de la política.

Pero, aún hoy, no se ha percatado de que para equilibrar esta España de dos velocidades a la que permanecemos condenados, una España rica y una España pobre, es fundamental de que Andalucía tenga un poder politico propio, que no use los votos andaluces como moneda de cambio para consolidar políticas que para nada hacen bien a las gentes andaluzas.

Cada una de las andaluzas y andaluces debe reflexionar en esta conmemoración del 4D, si aquellos anhelos de nuestro Pueblo se han cumplido.

La generación que vivió aquel día en primera persona se hace mayor. Muchas y muchos ya no están. Las generaciones posteriores tienen referencias de aquella lucha, pero en general, se hayan envueltos en luchas más cercanas, más directas, como son el paro, las condiciones laborales, la sanidad, la vivienda, la educación,…y, muchas veces, desde el menosprecio a la clase política, optan por desconectar de ella.

Sin embargo, no se dan cuenta, que todos esos temas, tan importantes para ellos, eran precisamente las reivindicaciones que se ponían en el tablero de juego del 4 de Diciembre. Siguen tan candentes como entonces.

E igual que entonces, mantenemos en el Poder Andaluz a partidos centralistas que juegan con nuestros votos para llegar al Poder Global en Madrid. Andalucía se convierte así en una mera rampa de lanzamiento para acceder al Poder Central, donde precisamente el Pueblo Andaluz nunca está invitado, a pesar de contar con innumerables andaluzas y andaluces en la primera línea del Parlamento Español, que se pliegan a los intereses de sus partidos.

Quizás, en una época en la que cada vez más se consolidan los poderes locales de partidos nacionalistas o regionalistas, ha llegado el momento de preguntarnos, ¿qué hemos ganado con la entrega de nuestro voto a los partidos con sede en Madrid? ¿A llegado el momento de buscar nuevas opciones políticas lejos del bipartidismo tradicional? ¿ha llegado el momento de volver a creer en los partidos andaluces?

Por un 4D instaurado como verdadero ‘Día Nacional de Andalucía’, porque así lo vivió el Pueblo Andaluz y nunca debió ser de otra manera, un abrazo y ¡Viva Andalucía Libre!

P.D. Nos alegramos muchísimo de que la operación de Manu Sánchez haya salido tan bien y esperamos con impaciencia su retorno y completa recuperación lo antes posible. Resulta muy curioso que sea de los pocos andaluces que se ha dignado a proclamar en todos los foros y medios, así como en el Parlamento Andaluz, la consigna ¡Viva Andalucía Libre!

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