Andalucía tuvo un peso fundamental en la ‘Lucha de la Independencia’ contra el imperialismo napoleónico. Aquí se constituyeron las Juntas Supremas de Sevilla (Junta Suprema de España e Indias), la de Granada y practicamente en todas las ciudades andaluzas. Aquí se reclutó el llamado ‘Ejercito de Andalucía’. Aquí ejerció la presidencia de ambas ‘Juntas’ el sevillano Francisco de Saavedra. Aquí, en Andalucía, tras la primera derrota naval infringida a Napoleón por el gaditano Juan Ruíz de Apodaca, en la bahía de Cádiz, se demuestra que se puede vencer a los ejércitos de Napoleón en campo abierto. Todo acontecería en Bailén.
Corría el año 1807, cuando el primer ministro español, Manuel Godoy autorizaba la entrada de tropas imperiales napoleónicas en España, con el objeto de la invasión de Portugal, según la firma hispanofrancesa del Tratado de Fontainenbleau (curiosamente el tratado se firma el 27 de octubre, cuando la entrada de tropas comienza el 18). Pero los planes de Napoleón no sólo pasaban por la conquista de País luso, sino que con mayor ambición aún, buscaban la conquista de toda la Península Ibérica.
De este modo, el ejército francés se posiciona estratégicamente en las principales ciudades en España, con la idea de derrocar a la dinastía de los Borbones, dinastía por otro lado envuelta en una lucha interna de poderes entre el ambicioso heredero, Fernando VII, el débil regente Carlos IV, la propia reina Maria Luisa de Parma, y el valido y favorito del rey, Manuel Godoy.
Tras el ‘motín de Aranjuez’, parece que promovido por el propio Fernando VII contra su padre, Godoy sería apresado y Carlos IV abdicaría en favor de su hijo, el que habría de ser el máximo exponente del ‘absolutismo’ en el Estado español. Pero dos meses después, Fernando VII, presionado por Napoléon, renuncia en Bayona a sus derechos a la Corona española, devolviéndola a Carlos IV, quien a su vez, renuncia en favor del emperador francés, quien designa a su hermano, José Bonaparte, como nuevo rey de España (7 de Julio de 1808).
Paralelamente a todas estas confabulaciones y enfrentamientos por el poder, surgen los primeros levantamientos populares contra la ocupación, que habían tenido como desencadenante fundamentalmente las exigencias de manutención de las tropas invasoras, y los episodios de violencia ligados a la ocupación del ejército francés. El sangriento Dos de Mayo, inmortalizado por el zaragozano, Francisco José de Goya, será el punto de inflexión que marque la confirmación de una guerra abierta entre la resistencia a la invasión francesa y las huestes napoleónicas, con el triste protagonismo de un cántabro, Pedro Velarde, y un sevillano, Luis Daoiz.
Pese a defensas heróicas como la de la ciudad de Zaragoza, los ejércitos franceses se van haciendo con el control peninsular, y la organización de la resistencia oficial se centra en Andalucía, donde la mayoría de las ciudades renegaron del nuevo rey y organizaron sus ‘juntas’ de resistencia. En Cádiz, el gobernador Francisco María Solano Ortíz de Rozas, marqués del Socorro, fue asesinado ante su inacción contra los franceses, y el levantamiento popular forzó a su sucesor, el capitan general jerezano Tomás de Morla y Pacheco a atacar las naves de guerras francesas bloqueadas en su puerto por los ingleses desde 1805.
Será aquí, en suelo andaluz, donde se comienzan a reclutar dos ejércitos, que debían plantar cara en Sierra Morena a los ejércitos franceses. Si bien, la guerra de guerrilla, organizada fundamentalmente por el pueblo llano en un ‘ejército invisible’ que buscaría atacar al enemigo invasor en puntos claves de su estructura, se convertiría en fundamental para el transcurso de la guerra.
El reclutamiento sería masivo. Unos 30.000 hombres se sumarían al Ejército de Andalucía y serían puestos por Saavedra bajo las órdenes del general madrileño Castaños, quien recibiría plenos poderes de la Junta Suprema.
El general francés Pierre Dupont parte de Madrid para someter a Andalucía. Tras el saqueo de Córdoba el 13 de junio establece su cuartel general en Andújar el 18 de junio. Allí se sumará a su ejército la segunda división del ejército francés que había dejado un regimiento en La Carolina para proteger las comunicaciones con el centro de la península ibérica.
Francisco Javier Castaños y el presidente Saavedra celebran varias reuniones, primero en Carmona y luego en Utrera, donde perfilan la organización de la campaña y la organización de las tropas. Será el ‘Plan Saavedra-Castaños’ que implicará un plan de distracción para las tropas francesas. Luego vendría la organización de una segunda fase, conocida como el ‘Plan Porcuna’ y transmitida a los diferentes mandos.
Dos divisiones, el grueso de la tropa de Castaños, unos 12.000 hombres, debían atacar Andújar, cada una de las divisiones lideradas por Félix Jones y Manuel Lapeña, fijando la posición de las tropas de Dupont en la ciudad jienense. Una tercera división, con unos 8000 hombres, cruzaría el Guadalquivir más al este, a la altura de Villanueva de la Reina bajo el mando de Antonio Malet, marqués de Coupgny . Por último, el ejército de Granada, unos 10.000 hombres avanzaría por Mengíbar. bajo el mando de Teodoro Reding.
Castaños se dirige a Sierra Morena desde su cuartel general en Utrera. No deja clara su intención ante los observadores franceses porque sigue una táctica de variaciones de dirección continua, si bien, el recibe información veraz de las ubicaciones de las tropas francesas, gracias a la colaboración ciudadana. Dupont, temeroso de que la fuerza de Castaños se dirija a atacar las fuerzas de la Carolina, manda parte de su ejército a reforzar dicho emplazamiento, para no perder el control del paso a Madrid.
Buscando enlazar con las tropas mandadas por los generales Vedel y Dufour, Dupont retrocede desde Andujar hacia la Carolina, pero en su retroceso precisamente se encontrará con las tropas del ejército de Granada, mandadas por el general Teodoro Reding, y la tercera división de Antonio Malet, a la salida de Bailén. El plan de Castaños de que el enfrentamiento tuviera lugar en Andújar se vería así frustrado. La batalla tendría lugar en otra ciudad jienense, Bailén.
Reding ordenó el despliegue de sus tropas en forma de media luna, ocupando las alturas para dominar todo el campo, especialmente los flancos. De este modo, las tropas de Dupont encontraban un amplio frente que dominaban las zonas más altas. Las fuerzas de Reding rondaban pues los 20.000 hombres y las del general francés eran algo inferiores.
El intercambio de golpes de artillería entre ambos bandos fue más acusado en el bando francés, que vio como gran parte de sus piezas fueron destruidas. Dupont sabía que Castaños llegaba por su retaguardia, así que buscó una salida, tratando de conectar con el ejército de Vedel, lanzando un ataque contra el centro del frente del ejército español. Para ello formó con cuatro columnas de ataque de infantería flanqueadas por las caballerías de Dupré y Privé y apoyadas por su fuego de artillería, pero tras sucesivos movimientos, no tuvieron más opción que retirarse sin cumplir su objetivo de romper las filas del ‘Ejército de Andalucía’.
Las primeras escaramuzas habían comenzado sobre las cuatro y media de la mañana. A las once de la tarde, el intercambio de golpes continuaba. Vedel no había aparecido pese al deseo de Dupont. El calor era intenso y pesaba como una losa. La falta de agua condicionaba a la tropa francesa, mientras que los bailenenses mantenian un apoyo continuo a las tropas de Reding y Malet. Su agua serían fundamental para sus tropas y para su artillería.
Dupont, en ese momento, decide un nuevo ataque general por el centro, pese a que los intentos anteriores no habían dado fruto. El fuego de artillería y de fusilería lo frenaría nuevamente. Protegiendo la retirada, interviene la caballería de Dupré, cargando contra la artillería, pero las bajas son muy importantes e incluso el propio Dupré cae muerto.
Dupont reagrupa lo que le queda y al frente de sus mandos decide realizar un nuevo ataque por el centro, con la carga por primera vez del cuerpo de élite de los ‘Marinos de la Guardia’. Pero ante las descarga del ejército español, sus filas se deshacen, y comienzan a retirarse. Los regimientos suizos integrados en las filas francesas se unen a sus copatriotas integrados en el ejército de Granada, en el Regimiento Suizo nº3 de Reding.
La llegada del grueso del ejército de Castaños sobre las dos de la tarde no hace sino confirmar que estaba todo perdido para las fuerzas francesas. Aún así, Dupont, con la esperanza todavía de que llegaran las fuerzas de Vedel y Dufour y rompieran el cerco dilató las negociaciones todo lo posible, si bien acabó firmando la rendición.
Vedel y Dufour, con unos 9.000 hombres habían partido desde La Carolina. Llegaron a oir el fuego de la batalla, pero pensando que Dupont saldría victorioso dejaron a la mitad de las tropas en Guarromán, llegando a Bailén con el resto a las cinco de la tarde. Reding había reforzado mientras sus tropas en los cerros de San Cristobal y el Ahorcado.
Cuando Vedel descubrió la presencia de los miembros del Ejército de Granada esperándolos, aún sin dar crédito a lo que veía, lanzó la orden de atacar, pero una vez iniciado el ataque, llegó una orden por escrito de Dupont del cese del combate, de modo que a las seis de la tarde acabaron los enfrentamientos en Bailén.
Era la primera vez que un general francés, desde la derrota del ejército francés en Alejandría en 1801, firmaba su rendición. Aquello ponía sobre la mesa una nueva realidad, los ejércitos de Napoléon no eran invencibles en el campo de batalla.
La misma Junta Suprema Central daría lugar al Consejo de Regencia de España e Indias en 1810, que organizó las Cortes. A partir del 24 de febrero de 1811 se reunieron en Cádiz. En 1812 se redactaría la primera Constitución de España.
El 4 de mayo de 1814, el recién restaurado rey Fernando VII, ‘el deseado’, decreta la disolución de las Cortes, la derogación de la Constitución y la detención de los diputados liberales, abriendo la puerta al mayor periodo ‘absolutista’ de la Historia de España y de Andalucía.
Fuentes:
web: humanidades.com / National Geographic Historia – La Batalla de Bailén / Wikipedia / Portada: Cuadro de José Casado del Alisal ‘La Rendición de Bailén’.